Los pasos de la doctora ingresando a la sala lentamente, como si pidiera permiso, nos sacó de nuestra conversación. Todos nos pusimos de pie y la miramos esperando una respuesta.

-Acaba de despertar-Dijo con una sonrisa.

Una ola de alivio recorrió mi cuerpo mientras las manos me temblaban, por los nervios y la felicidad.

-Ha sufrido varios golpes y el impacto de ellos provocó la perdida de consciencia y postura, por eso ha estado inconsciente. El paciente esta bien solo necesita cinco días de reposo y colocar hielo constantemente en las heridas de su rostro. Estuvo muy cerca de sufrir una fractura de tabique. Tiene algunos cortes en su labio y cejas pero se encuentra bien. Tomando esta medicación todo los días estará mejor. Tuvo mucha suerte-Le entregó un papel blanco a Mary.

Quería sonreír aun mas pero no podía por la herida que tenía en mi labio debido al golpe de Damien.

-La acompaño hasta la puerta-Mary apoyó un brazo sobre la espalda de la doctora.

-Me olvidaba algo-Dijo la mujer volteando a vernos-Desde que despertó ha estado preguntando si una tal Jade se encontraba bien.

Los pulsos de mi corazón no podían ser aún mas fuertes, traté de calmarme pero la felicidad me irradiaba. Zac estaba bien y si él lo estaba, yo también.

Los chicos me miraron esperando que dijera algo pero simplemente estaba callada con una sonrisa mirando a un punto fijo.

-Creo que debes ir a verlo, cuñadita-Dijo Dylan mientras frotaba sus ojos. Tal vez ahora lloraba de felicidad. Dylan era un muy buen amigo.

Y sin pensarlo dos veces me alejé de ellos.

Subí cada uno de los escalones, sentía mi corazón golpear con mas intensidad cada vez que me acercaba a su habitación. Pronto llegue al pasillo angosto color beige, con puertas en cada pared. Había una al fondo del pasillo que estaba cerrada como todas las demás. Esa era la habitación de Zac. Estaba sola en el frío pasillo silencioso. Una vez que estaba frente a la puerta deslicé mi dedo sintiendo la madera lijada. Hice eso por unos largos segundos, dibujando figuras invisibles sobre la puerta. No me animaba a entrar aún, y no sabía porque. Después de esos eternos segundos finalmente me decidí por ingresar a la habitación.

La habitación era enorme y no muy iluminada, frente a mí, algo alejado, se apreciaba un balcón, pero ahora las cortinas estaban cerradas. En la pared derecha había un ropero y junto a él un armario con algunos trofeos y en la pared izquierda estaba el escritorio junto a la cama. La poca luz provenía de una pequeña lámpara que había en su escritorio.

Y luego estaba él, acostado en su cama con sus ojos descansando. Su rostro lucía terrible, como lucen las personas luego de ser molidas a golpes. Pero a pesar de eso, seguía siendo perfecto. Su perfecta nariz ahora se encontraba roja y un poco más grande. De su ceja y su labio se veían restos de sangre que ahora estaba seca. Por alrededor de sus ojos abundaba el color negro y morado.

-¿Dónde esta Jade?-Habló con sus ojos todavía cerrados.

-No lo sé-Pronuncié en tono de burla.

Sus ojos se abrieron lo mas rápido que pudo debido al dolor y me miró. Y cuando nuestras miradas se encontraron me volví a sentir feliz, como nueva. Es una hermosa sensación ver a alguien a los ojos luego de pensar que se iría para siempre. Tomé asiento a su lado mientras su sonrisa parecía tatuada en su rostro. No se que hubiera sido de mí si no volvía a ver esa sonrisa una vez mas. Lo miré por unos segundos y otras ganas de llorar se incrementaron.

-¿Por qué lloras?-Preguntó borrando su sonrisa.

-No lo sé, creí que iba a perderte.

Una de sus manos se posó en mi rostro. Cerré los ojos.

-Estoy aquí-Volvió a sonreír-Solo fueron un par de golpes.

-¿¡Un par de golpes!?-Exclamé-Zac, casi te matan.

-No han dolido tanto como me dolió ver tu beso con Logan.

No respiré. No quería hacer otra cosa mas que besarlo, besarlo para toda la vida. Sus ojos estaban clavados en mis labios. Llevé la yema de mis dedos al borde de mi labio al sentir un liquido. Otra vez estaba sangrando. Con un pañuelo que había en el escritorio de Zac la limpié rápidamente.

-Me gustaría ser un vampiro-Habló con su voz seductora.

Lo vi moverse un poco y hacer un lugar a su lado para que me acostara con él. Me tumbé a su lado y me apretó a su cuerpo.

Estire mi cuello para poder verlo, jamás me iba a cansar de ver su rostro. Me acerqué a él y bese sus labios impaciente por sentirlos cálidos. Mi boca reclamaba la suya y la suya la mía. Su pulgar acarició mi mejilla.

-Feliz cumpleaños, preciosa. Allí esta tu regalo-Señaló un estante en un rincón de su habitación donde había una bolsa color rosa.

-Quiero quedarme aquí, luego lo abro-Lo abracé suavemente, como si no quisiera romperlo.

Lo besé. Junté nuestros labios nuevamente en un largo beso y tuvimos una pequeña pausa donde Zac soltó unas palabras:

-Te amo.

***

QUIERO ACLARAR QUE ESTE ES EL ULTIMO CAPITULO DE LA NOVELA. 

Falta el epílogo obviamente.

Tal vez lo subo hoy, o nunca... (mentira)

Muchas gracias a todas las personas que leyeron, votaron y comentaron mi novela desde el primer día. GRACIAS DE VERDAD. LAS/OS AMO

¿Que opinan de este capitulo?

ColdOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz