-¿Qué quieres decir?- dudosa pregunte.

-Toma asiento. – hablo Stephen sentándose en uno de los asientos que rodeaban la gran mesa.

Algo dudosa me senté alejada de Stephen, y frente a Park. Quien tomo unos papeles y los comenzó a ordenar. – Perdón el desorden.- Comento sin dejar de lado su labor.

Asentí y me removí incomoda. Mirando a todas partes en busca de alguna salida opcional en caso de emergencias. Ubique una puerta detrás de Park, que seguramente llevaría a otra habitación.

Park aclaro su garganta, captando mi atención nuevamente.

-Tranquila, no te hare nada. – hablo calmadamente.

Asentí sin decir nada. Me sentía confusa. El Park que yo conocí el día del incidente en el laboratorio, era totalmente distinto al de ahora. El Park de ahora estaba más relajado que aquella vez, y actuaba con naturalidad.

-¿Para que querías presentármelo?- mire directamente a Stephen, quien se había mantenido entretenido leyendo unos papeles.

-¿Oh?, Si claro. Tenemos algo importante que decirte.

Fruncí el ceño. ¿Importante?, pero si los acabo de conocer.

-¿Y qué sería?- pregunte mostrando interés.

Siendo sincera, solo quería largarme a mi casa y echarme a dormir. Tuve un mal día, y esto solo lo hace empeorar.

-Es fácil, te quieren muerta.

Park soltó de topetón. Lo asimile luego de unos segundos, abriendo los ojos a tope. -¿¡Muerta!?- exclame. -¿Quién, porque?

Pregunte creyendo totalmente en sus palabras. Ahora si habían captado mi atención. A pesar de que podría ser una completa farsa, me alarme.

-Tranquilízate. – Siseó Stephen molesto por mi arranque de miedo.

-Querrás decir quiénes. – aclaro Park.

Lo mire con los ojos a tope, alternando la mirada entre él y Stephen, quien se encontraba impasible con los papeles en mano. Lo que me enfureció un poco. Él fue quien me trajo, y actúa de esta forma tan desinteresada.

-De acuerdo. Me largo. – me levante de un golpe y me apresure hasta la puerta por la que entre, y antes de tocarla, me detuve. -¿Qué mier...?

-Esto es serio. – Park volvió a hablar.

-¿Qué me hiciste?- seguía estática sin poder moverme. -¿Qué es esto?

Comencé a desesperarme al no recibir respuestas, y sin poder moverme todavía.

-Cálmate, ¿Si?

Stephen volvió a hablar. Suspire tratando de controlar mis nervios, y borre los pensamientos de un posible secuestro. Hasta que volví a recuperar mi movilidad. Observe mis manos, y a paso lento me volví a sentar frente a Park, quien se había puesto serio.

-No te alarmes, pero necesito contarte esto.

Trague saliva y asentí mirando mis manos. La posible confianza que había tenido hasta ahora, había desaparecido abriendo paso al temor de ser buscada por los... cazadores.

-¿Son los cazadores?

-A parte de ellos.

Respondió de inmediato Park, lo que me hizo asentir rápidamente. Parecía dispuesto a responder todas mis dudas, por lo que intente calmarme. Recordando el porqué de mi llegada a esta cabaña. Para respuestas.

© Extintos.Where stories live. Discover now