Mejor tres que dos

Capítulo 1

- Te voy a echar tanto de menos - mire hacia atrás a mi mejor amiga, tenía los ojos llenos de lágrimas pero ninguna caía, Anna tenía demasiado orgullo para ponerse a llorar.

- Yo a ti también. Lo sabes. ¿Qué haré yo sin ti? - ahora era yo la que tenía ganas de llorar.

La verdad es que no sabía qué hacer sin ella en Alemania, nos conocíamos desde que teníamos 5 años y nunca nos habíamos separado antes de hoy.

- Me tienes que prometer que si algo va mal, volverás inmediatamente aquí.

- No seas gafe Anna. No digas esas cosas. Todo va a salir bien. Conseguiré un trabajo de camarera en algún restaurante e iré a clases. Cuando menos lo esperes estaré aquí otra vez y hablare perfectamente alemán - intente mostrar mi sonrisa más brillante, pero ella me conocía bien, así que era complicado engañarla.

Pero mentalmente estaba cruzando los dedos, quería que eso pasase a toda costa, aunque si conseguía un trabajo mejor pues perfecto. Cuando vives en un sitio turístico lo único que puedes hacer es ir fuera a aprender idiomas. Y para qué mentir, quería conocer mundo, saber si podía ser algo más en la vida que una simple camarera.

25 años y aún no sé qué hacer con mi vida. Definitivamente soy una inútil de la vida.

- ¿Tienes todos los papeles guardados? Documentación, boletos, etc. Mira que no voy a volver hasta el aeropuerto si te olvidas de algo.

Ni siquiera tenía que mirar hacia ella para saber que estaba mintiendo. Una vez me acompañó a la otra punta de la isla solo porque me apetecía ir a comer sushi. Más que una amiga era mi hermana.

-¿Quieres que te ayude con la maleta?- Anna me miraba con esos ojos negros tan parecidos a los míos, la diferencia es que en los míos brillaba la esperanza y en los suyos la tristeza - Aunque no creo que te entre nada más. Deberías de haberte comprado una más grande.

-Lo sé, pero esta es tan bonita.

- Si tú lo dices -la miraba de reojo como si fuese feísima. - Oye y que si encuentras un alemán guapo y te enamoras. No volverás aquí.

-Y vivir arriba lo que me queda de vida. Ni loca. Necesito sol, sabes que sino me pongo blanca como la leche. - Anna me miraba mientras se reía, ella sabía cómo odiaba mi piel.

Aunque nos parecíamos mucho con nuestros ojos negros y el pelo rubio, ella no necesitaba nunca ir a la playa. Permanecía morena todo el año, mientras que yo necesitaba salir día sí y día también para no perder el poco color que conseguía coger.

-Eso nunca se sabe. Carlotta ¿nunca te han dicho que no debes escupir hacia arriba? - me miraba como si tuviera otra vez 5 años y tuviera que enseñarme la lección con manzanas. Siempre que me miraba así me hacía sentir como una tonta. - Quizá conocer a dos hombres guapos que te hagan perder la cabeza te enseñe esa lección.

- Deja que me ría primero - tuve que sentarme de la risa, cuando al fin termine de reírme, me fijé en la cara de Anna, totalmente sería - venga Anna, quita esa cara y deja de bromear. ¿Me imaginas con dos hombres? No tendría idea de qué hacer con ellos.

- Pues yo sí que sabría perfectamente que hacer con ellos - una sonrisa brillaba en sus ojos - y con tres también. 

- Eso no lo sabía yo de ti - las dos empezamos a reírnos como locas - además de que no sabría qué hacer con ellos, no me veo saliendo con un hombre y dos no me lo podría ni creer. Enamorarse de dos hombres es imposible chica.

No podría estar más equivocada.