Capítulo 3 - Un día de cambios -

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Hoy es mi cumpleaños y debo ir a la escuela también. Trato de no hacer ruido porque Martha está durmiendo y no quiero que me haga capotón (despeine), desayuno como de costumbre y tomo el autobús escolar, durante toda la mañana siento un dolor leve en mi espalda pero decido ignorarlo, no dejaré que eso me detenga. Me paso todo el viaje a la escuela con una sonrisa de oreja a oreja pensando en las cosas que Martha tendrá pensado para mí, hubo una vez en la que rentó una máquina de karaoke, que cantó únicamente ella, es verdad, pero me la pase muy bien escuchándola. En el camino me propongo a mi mismo hacer realidad lo que siempre digo frente del espejo, hoy hablaré con alguien.

En la escuela siempre he sido el típico chico que no se sienta con nadie, quien no habla con nadie más que el profesor y solo para responder lo que él pregunte. El hecho de no tener distracciones me permite prestar más atención a la clase y recordar lo que se dijo en élla, por lo cual nunca estudio y siempre saco buenas notas. Hoy estoy decidido a hablar con alguien, siento que me puedo comer el mundo de un bocado, espero que eso siga así a la hora de entablar una conversación.

Llego a la escuela, entro el salón de clases y me dispongo a ver quien será mi víctima... O mi proximo amigo, como quieras llamarle. En la primera hora tenemos química y la profesora siempre llega unos diez minutos tarde, espero eso sea tiempo suficiente para poder conocer a alguien. Veo en el aula un grupo de chicos platicando y riendo y decido comenzar por ahí, en lo que llego al grupo noto que ellos empiezan a ponerse tensos, como si mi presencia los molestara, pero no le hago caso a ese sentimiento porque seguro son nervios y no otra cosa. Cuando llegué al círculo de amigos todos se quedaron callados dos segundos y luego siguieron hablando de deportes, tema de conversación en el que me va fatal porque el deporte no me interesa, me quedo en absoluto silencio por unos momentos y escucho unos susurros.

- ¿Qué onda con el rarito?

- Ni idea ¿Qué querrá?

Al ver que no iba a congeniar con nadie de aquel grupo voy al asiento en donde acostumbro sentarme solo, tal vez no es precisamente el mejor intento que pude haber hecho pero la intencion es lo que cuenta, ¿No? Al cabo de unos minutos llega la profesora y la clase continua normalmente.

Sonó el timbre del recreo y vuelvo a buscar personas con las que poder hablar. - Si con los chicos me salió mal, tal vez con un grupo de chicas sea diferente, quizás -. Encuentro un grupo de chicas y me acerco lentamente para poder meterme en su conversación, esta vez no veo ninguna especie de tensión ni tampoco se callaron cuando llegué, estaban hablando de exámenes y la escuela en general. Yo tomo la primera oportunidad de colarme en la conversación y al parecer no estuvo mal, no mostraron signos de molestia, y pude formar parte de su charla por un rato. Lo había logrado, hablé con alguien al fin, pero de repente comienzo a sentirme mal, el dolor que sentía en mi espalda se volvió muy intenso y casi me desmayo, de golpe siento como alguien me toma de la mano y me lleva corriendo a otro lugar, vamos muy rápido como para ir corriendo, pareciera que me lleva un tren bala, no logro reconocer quién me está llevando.

Entramos en el cuarto del portero y la puerta se cierra. Aun no entiendo que es lo que pasa y menos después de que escucho un susurro.

- Quítate la camisa.

En ese momento pienso en lo más perverso que se cruzó por mi mente y siento como mi cara se torna roja de la vergüenza, pero al ver su insistencia decido hacerle caso. Después de quitarme la camisa dejo de sentir dolor y comienzo a sentir como este desconocido comienza a tocar mi espalda, seguramente el momento mas incomodo de mi vida.

- ¡Lo sabía, debemos irnos! - Dijo él.

- ¿A donde? - dije yo completamente confundido.

De repente en la oscuridad del cuarto noto cómo el individuo extiende su brazo a una se las paredes y una bola de luz la golpea y se expande, después de un segundo la extraña luz se veía como una ventana donde se podía apreciar un campo verde con árboles de madera rojiza y hojas amarillas, de repente siento como soy empujado a aquella extraña ventana, producto de una luz que salió de su brazo.

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Estoy mareado al parecer terminé por desmayarme, no sé cuánto tiempo habré estado inconsciente pero aquí hay algo extraño y no sé qué es exactamente, sólo se siente diferente. Veo a mi alrededor y noto que estoy en una habitación de hospital, lo que me faltaba. Decido aventurarme por los pasillos para poder encontrar ayuda pero el lugar parece estar vacío. Llego a la recepción y no había nadie, nadie aparte de una pequeña niña con vestido blanco que, al contrario de lo que muchos podrían pensar, ella no daba miedo, en realidad me parecía conocida. Ella me mira y dice "Atrápame!" y salió corriendo mientras reía, era muy rápida pero al cabo de un tiempo logré alcanzarla.

Desperté. Al parecer el asunto del hospital era sólo un sueño. Pero algo que sí es verdad, es que no sé dónde estoy...



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⏰ Last updated: Jul 20, 2017 ⏰

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Las Memorias de un NadieWhere stories live. Discover now