Capítulo 36 - No mi bonita

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Me doy cuenta de que sigo temblando y de que he estado llorando solo hasta que siento el vacío entumeciéndome el pecho, cuando la ambulancia sale a toda prisa.

Luke se acerca a mí.

—Vamos, vamos —da dos golpes en mi espalda para hacerme reaccionar—. No hay tiempo que perder, joder, vamos.

Asiento, atontado por el vacío en mi pecho, y lo sigo a toda prisa, consciente de que Isaiah se queda atrás, todavía sumergido en el shock. Este no es el momento donde me siento mal por él, joder, estoy odiándolo y si ella no sale bien de todo esto no creo que un día vaya a dejar de hacerlo.

Luke conduce a toda velocidad, me doy cuenta de que tomamos el camino a Murfreesboro. No hago preguntas, no puedo hacerlas. Ni siquiera puedo pensar con claridad.

Cuando llegamos al hospital, alcanzo a ver cuando la bajan de la ambulancia y el equipo médico la recibe. Ellos apartan a Grace y se llevan a Allie sin perder el tiempo.

—¡Mi niña, Luke, mi Allie! —solloza ella cuando nos ve llegar, echándose a los brazos de su hermano—. Es mi niñita y ella no merece esto. ¿Por qué ella?

Él solo la abraza.

Yo quiero abrazar a Allie. Quiero verla despierta, verla sana. Por favor, que todo salga bien.

***

28 DE AGOSTO DEL 2011

Neumotórax.

La bala penetró su pulmón derecho, lograron extirparla pero su situación es crítica y el riesgo grande, las cosas no están bien.

Ellos solo han venido una vez a decir lo anterior y a hacer que el responsable de Allie, Grace, firmara los documentos necesarios para que ellos pudieran proceder con su trabajo.

El sol está saliendo, deben ser las cinco de la mañana. Llevo mirando fijamente las baldosas blancas del pasillo durante más de una hora.

Nada se siente bien.

Grace y Lena lloran en silencio mientras que Ryan y Luke comentan con preocupación sobre la poca información que nos han brindado los médicos.

Yo solo quiero ver a Allie.

El entumecimiento en mi pecho desapareció, ahora el agudo dolor está de vuelta. Por favor que ella esté bien, por favor que mi bonita esté bien. No dejo de repetir las mismas palabras en mi cabeza mientras los recuerdos de la noche anterior me atormentan y lágrimas tibias siguen abandonando mis ojos lenta y constantemente, como si no tuvieran fin.

La última vez que lloré realmente fue hace cinco años, cuando papá prometió pasar el día de mi cumpleaños conmigo y no lo cumplió porque era más importante para él escaparse a Las Vegas con una putilla que había conocido unos días antes, misma a la que convirtió en su esposa por el corto tiempo de cuatro meses.

Nunca nada había dolido como esto.

La espera y el prolongado silencio me abruman. Quiero gritar y golpear, romper una pared con los puños hasta que me sangren los nudillos, si es necesario, para que el dolor físico aleje un momento al emocional que me impide respirar con normalidad.

Quiero... Dios, solo quiero ver a Allie estando bien.

Todo esto es tan malditamente agobiante.

Noto una mano en mi hombro. Levanto la vista y me encuentro con Luke, él hace una mueca y me ofrece un café mientras se sienta a mi lado.

No creo ser capaz de beber o comer algo en este momento, así que no le acepto el café. Él asiente y le da un sorbo. Por unos minutos solo estamos en silencio, entonces me encuentro a mí mismo hablando poco después.

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