nuestro primer beso

2.3K 121 3
                                    

Brenda

Ya habían pasado unas semanas desde que Sarah comenzó a ayudarme con mis clases de literatura. Les soy sincera, no he avanzado mucho.

No me culpen por eso, culpenla a ella por esos ojos color esmeraldas que me hipnotizan, tanto que no logro ver más nada que no sea a ella. Por esos labios que no me premiten escuchar más nada que no sea sus palabras, aunque no entienda nada de lo que dice, menos si lo hace en inglés... a veces creo que está loca, habla en otro idioma conmigo como si yo pudiera entender algo.

Hemos sustituido la biblioteca por mi casa. Es más cómodo, además de que gracias a esto Sarah tiene más confianza conmigo.

- .... y así fue como los dos murieron de amor.... Bren - sí, lo sé, se escuha hermoso ese apodo cuando sale de su boca-... escuchaste algo en las últimas dos horas que he estado hablando de Romeo y Julieta.

- eh...s...si... claro que escuché. Romeo se fue del país perseguido por la realeza, y Julieta se casó con el panadero del pueblo.

- sí, y tu y yo vivimos felices por siempre.

- ¡¿en serio?! - pregunté con asombro... lo veo poco probable, pero como no he escuchado nada de esta novela, la cual me parece estúpida, teniendo en cuenta que los protagonistas mueren. O sea, tal vez ha estado hablando sobre casamiento y yo concentrada en sus pechos.... no, perdón... ojos... en sus ojos.

- ¡claro que no! ¿Cómo vas a pensar que terminaremos felices por siempre? - me dice con algo que podría que ser enojo. Pero ya la conozco bien... sé que se esta divirtiendo con mi estupidez.

- seria un buen final- pienso, preo creo que lo dije en voz alta, porque Sarah se ha quedado mirandome como si fuera la octava maravilla. Sí, lo sé, soy bella, pero no creo que mi belleza pueda paralizar el mundo tal y como se ha quedado paralizada ella.

- eh... creo... creo que mejor me voy - dice mientras comienza a recoger sus cosas.

- espera... ¿por qué te vas? ¿he hecho algo?

- no, solo... tengo cosas que hacer. Ya sabes, salvar el mundo y esas cosas - ella siempre tan bromista.... ¡me encanta!

Lo cierto es que desde que Sarah habia comenzado a ir a mi casa, éramos más unidas. Yo me había abierto con ella como nunca lo hice con nadie más. Le conté por mi amor a los animales. Incluso se hizo amiga de Beto y Mia, mis dos perros, los cuales eran mis únicos acompañantes en aquel departamento gigante. También visitó mi jardín secreto, al parecer le encantó, teniendo en cuenta que planté rosas blancas solo para que Sarah quedara maravillada.... y adivinen, logré mi objetivo. Es difícil de creer, pero con Sarah era todo diferente. Parecía que nos conociamos desde siempre y eso me encantaba.

Uno de esos muchos días en los que yo no tenía deseos de estudiar ni de hablar de nada que significara universidad, invité a Sarah a que me acompañara al parque para que Beto y Mia dieran un paceo. Ella como no tenía como negarse a mis increibles pucheros, accedió.

Sarah

Estaba muy nerviosa. Sí, ya era muy amiga de Bren, pero siempre estabamos en su casa, nunca fuera de ella. Temía que alguien me viera y después.... ni siquiera puedo pensar en lo que podría pasar conmigo, y peor, con ella. Durante todo este tiempo me habia dado la oportunidad de quererla más, de entenderla, de conocela. Y me ha gustado mucho la nueva Brenda, esa que nadie conoce, solo yo. Sinceramente, no sé porque solo es así conmigo. Ella dice que yo soy especila - y eso me encanta - pero yo creo que tiene miedo a que los demás hablen de ella por ser una completa cursi fanática de los animales. Sí, lo sé, es adorable.

Salimos de su casa con Beto y Mia a los cuales amé desde el primer momento que los vi. Nunca me imaginé que Brenda fuera de tener animales, pero bueno, hay tantas cosas de Brenda que nunca imaginé, que esta es insignificante.

El parque estaba solitario, claro teniendo en cuenta que era un poco tarde, que el sol estaba al caer y que solo quedaban algunas personas corriendo por ahí. Esto me alegró un poco, disminuía el riesgo de que nos vieran.

Brenda

Nos habíamos pasado todo el rato jugando con los perros y cuando estos se cansaron lo seguimos haciendo nosotras. Me sentía como una niña jugando con su mejor amiga. Yo corría tras de Sarah y cuando la atrapaba ella trataba de hacer lo mismo conmigo, claro que siempre que lo hacía era porque yo la dejaba hacerlo... lo juro, simpre le di ventaja

En una ocasión yo estaba corriendo tras de Sarah, cuando la atrapé cayó al suelo y me arrastró junto con ella. Quedamos muy cerca una de la otra. Podía sentir su respiración agitada en mi boca. Mis ojos buscaron su boca y los de ella buscaron la mía. Fue así como nos fuimos acercando lentamente hasta rozar nuestros labios. Primero fue un beso corto. Yo me separé luego de unos segundos. Cuando la vi directo a sus ojos, pude notar confusión, pero tambien deseo. No pasó mucho tiempo para que Sarah me volteara quedando ella encima de mí. Nuestas bocas se encontraron nuevamete, pero esta vez el beso fue más profundo, con más fuerza que el anterior. Yo abrí un poco la boca para que la lengua de Sarah pudiera entrar y así la de ella junto a la mía comenzaron una danza que nunca más olvidaron. Un minuto después, o tal vez fue más tiempo, yo estaba agarrada al cabello de Sarah, para así profindizar más aquel beso que me estaba volviendo loca. Sarah acariciaba mi mejilla con una mano y con la otra trazaba líneas en mi costado. Todo aquello se había vuelto tan exitante que yo hasta había olvidado que estaba en un lugar público. Nada de esto me importaba en aquel momento, solo pensaba en que por fin mis sueños de estar con Sarah se estaban haciendo realidad.

Cuando la situación se estaba poniendo más caliente Sarah se separó de pronto. Me miró fijo por unos instantes, como preguntandose que había pasado. Yo estaba muy confundida ¿por qué si había sido ella quien profundizó el beso, lo detenía de esta forma? Sus ojos se apartaron de los míos en el momento en que ella comenzó a levantarse. Cuando vi que disponía a irse lo primero que se me ocurrió fue disculparme

- Sarah, perdóname... no... no sé qué me pasó

- No, no te preocupes, fui yo la que no debí llevar esto a moyores.... Por favor, no me busques más... por tu bien y por el mío. Si sigues cerca de mi podrías salir lastimada de todo esto.

- ¿Qué? ... ¿pero qué dices? Disculpa pero no te entiendo.

- No tienes que hacerlo. Solo no te acerques más, por favor.

Y así fue como todo terminó sin haber comenzado. Por lo menos por ahora.

Contigo hasta el finalOn viuen les histories. Descobreix ara