Capitulo VIII

1.7K 146 2
                                    

-Simon, ¿por qué no pones este cacharro en marcha? -propone Brett.
-Como desee señor -responde Simon alejándose de la cubierta.
Mis ojos se centran en Brett.
-¿A dónde vamos exactamente? -pregunto sentándome.
Estamos en el velero de Brett desde hace varias horas, desde el amanecer exactamente. Fue extremadamente gratificante poder pintar el amanecer desde su barco pero no nos habíamos movido, solo unos poco kilometro alrededor de la bahía mientras almorzábamos y nos poníamos cómodos. Lo que significa que ahora estaba usando un diminuto bañador de color bronce que dejaba mucha más piel al descubierto que mi ropa interior.
-Creí que te gustaría dar otra vuelta a la bahía -responde Brett-. Has estado muy callada desde hace un rato
-Solo disfrutaba un poco del sol -musito quitándome las gafas de sol mientras me siento-. Será la primera vez que me broncee tan rápido en el verano
Brett sonríe, acercándose a mí. Se sienta a mi espalda, con cada una de sus piernas a mis lados. Quita mi cabello de un lado de mi hombro y me da un sonoro beso antes de comenzar a masajear mis hombros suavemente.
-Estoy seguro de que lucirás un bronceado increíble, pero no pares de hablar, me gusta escuchar el sonido de tu voz
Gimo suavemente cuando sus dedos hacen presión en el lugar bajo mi hombro. No sabía que estaba tensa hasta que los dedos de Brett comenzaron a hacer su magia en mí. Quizás se deba a la ingesta de alcohol de la noche pasada en un bonito restaurant de mariscos con Brett, a lo poco que dormí antes de salir de la cama para poder pintar el amanecer o si solo se debe a que sigo regresando a ese momento cuando salí de la tienda y Adam intentaba contener su más que visible furia.
Pero Brett continúa moviendo sus dedos contra mi cuello y es algo tan placentero que antes de poder evitarlo, estoy gimiendo con más fuerza.
-O de tus gemidos, en tal caso -dice roncamente.
Se podría decir que esa es una declaración de doble sentido, pero sigo sin entender del todo bien. Se muestra posesivo y protector conmigo, siempre está tocando mi cuerpo de un modo u otro y se demora más de lo necesario en besar mi mejilla, pero es todo lo que ha llegado a besar aparte de mi hombro y mi mano. Continúa sin besarme en los labios.
-¿Estás insinuando algo? -pregunto con curiosidad.
Su risa hace vibrar todo mi cuerpo.
-Por supuesto que no, pero me alegro de que eso te haya hecho hablar nuevamente.
Sonrío, sin poder remediarlo. Brett parece sacarme sonrisas con facilidad.
-Entonces... ¿me dejarás tu cuadro? -pregunta.
-Si lo quieres, es todo tuyo -respondo sintiendo la brisa en mi cara al comenzar a movernos.
-Seguro que en un par de años, costará miles de dólares -afirma-. Ahí es cuando veré mi inversión
Me río.
-Bueno, no lo creo -replico cuando termino de reír-. ¿Sabes la cantidad de buenos artistas que pasan toda su vida en el anonimato? Probablemente yo sea uno más de ellos
-No si yo puedo evitarlo -dice firmemente separando sus dedos de los míos.
-Estaba disfrutando de eso -protesto dándome vuelta para encararlo.
Él luce divertido y joven, con sus gafas de sol y su torso al descubierto, dejando sus bien definidos músculos al descubierto. Lo que me hizo entender por qué tantas mujeres se mueren por estar con él. Es guapo, encantador, cuida mucho de su aspecto físico y tiene dinero. Lo que cualquier mujer llamaría como "hombre perfecto".
-Cuando me miras así puedo pensar en toda clase de insinuaciones -dice sacándome de mi trance.
Siento mis mejillas ruborizarse por quedarme demasiado tiempo estudiando sus abdominales, y sin responder nada me coloco de nuevo en su lugar las gafas de sol y me levanto para caminar hacia el barandal del velero, donde me quedo absorta observando el romper de las olas contra éste.
-Oye, solo estoy bromeando -dice Brett detrás de mí.
-Lo sé. Viste tu oportunidad, y la tomaste
-Como todas mis acciones en la vida -asegura deteniéndose junto a mí-. Invitarte a salir fue una de ellas
Lo miro para encontrarlo observando también las olas.
-Así que fuiste a comprar un CD para tu sobrina, vez a una dependienta atractiva y ¿viste una oportunidad y la tomaste?
Brett ríe, girando su cabeza para mirarme.
-Se podría decir que si
Sacudo la cabeza.
-Ahora entiendo todos los rumores
Por encima de sus gafas, veo su ceño fruncirse.
-¿Rumores?
-Oh, claro -asiento-. El eterno mujeriego y codiciado soltero
Adam no había tenido nada que ver en esto. Yo había oído unos cuantos en el baño de damas la noche anterior, cuando varias mujeres sin saber que estaba yo allí hablaron de su nueva cita y de la horrible blusa que ésta llevaba. Que no era horrible para nada.
-Creí que tu madre solo hablaba cosas buenas de mí -dice tras una pausa.
-Mi madre no tiene nada que ver en esto -digo de inmediato-. Jamás pondría su puesto de trabajo en riesgo. Lo más probable es que si fuesen ciertos, ella los desmentiría si con eso mantiene su trabajo
Brett mueve sus gafas sobre su cabeza y alza una ceja.
-¿Significa que no los crees?
Encojo un hombro.
-Los rumores siempre existen en realidad, lo sé por experiencia. Después del embarazo de Haley, no tardaron en embarazarme también
-No lo sabía
-Está bien, sigo aquí -digo riendo-. Nunca me importaron. Sé lo que soy, es lo único que importa
-Me alegra saber que no crees en esos rumores -musita Brett acercándose un poco más hacia mi costado.
-Si bueno, no los creía hasta que hablaste de ver oportunidades y tomarlas
Brett suelta una sonora carcajada que me hace sonreír de solo verlo.
-En mi defensa, no era una dependienta atractiva. Era una muy hermosa y sexy dependienta -asegura.
Me quedo observándolo largo rato, pidiéndole con la mente que me bese. Necesito que me bese, y necesito que sea tan bueno como la química indudable que hay entre nosotros, solo así podría estar segura de que podría llegar a funcionar...
-¿Te gustaría nadar un rato? -pregunta volviendo su vista hacia el océano.
Abro mis labios para tomar una bocanada de aire y asiento sin muchos ánimos. Brett se aleja para darle unas instrucciones a Simon dejándome sola con mis pensamientos. Preguntándome si quizás estoy recibiendo señales equivocadas, quizás no le intereso en plan romántico, ¿tal vez una amistad? No, no podría ser. Sus gestos señalan otra cosa, pero si estuviese interesado en mí ¿no me habría besado ya?
-Oye nena -me llama de repente.
Me volteo a medias.
-Hora de nada -dice viniendo hacia mí.
A penas y me doy cuenta que el velero se ha detenido cerca de un pequeño cayo solitario. Brett me conduce hasta la orilla donde se queda de pie junto a mí.
-¿Puedes nadar hasta allá? -pregunta mirándome.
Asiento, deshaciéndome de las gafas.
-Estuve en clases de natación por diez años, esto es pan comido -digo antes de lanzarme de clavado al agua.
El agua y concentrarme en mover brazos y piernas me impide pensar. Solo me concentro en moverlos, incluso cuando estos protestan ante el repentino uso drástico, apenas me detengo por aire cuando ya siento mis pulmones arder y no parto hasta que siento la arena debajo de mis pies. Me doy vuelta para ver como Brett está por alcanzarme y retrocedo de espaldas a la playa, con el agua llegando a mis rodillas hasta que Brett también comienza a caminar en mi dirección.
-Eso fue realmente impresionante -exclama Brett.
Lo veo acercase, cada vez más. Las gotas de agua descendiendo por su pecho lo hacen lucir más sexy, sobre todo cuando mueve su mano sobre su cabello para quitar el exceso de agua. El hombre es la virilidad hecha cuerpo, y si bien él no me ha besado, probablemente deba besarlo yo y así acabar esta angustia de una vez por todas.
Camino los pocos pasos que nos separan y antes de que él pueda decir algo, envuelvo su cuello con mis brazos y lo beso en los labios. Definitivamente lo he sorprendido, porque se queda muy quieto, sin indicios de que vaya a tocarme y sus labios tampoco se mueven contra los míos, lo que me hace separarme, totalmente confundida y apenada.
-Yo lo siento... -me disculpo alejándome- creí, creí que...
-Así no era como quería hacer esto -dice él.
-¿Qué?
Brett suspira, tirando de su cabello.
-Así no es como quería besarte por primera vez
-¿Querías besarme? -mis cejas se alzan ante la sorpresa.
Él me regala una mirada de pocos amigos.
-Por supuesto que quería besarte Christina, he querido besarte desde nuestra primera cita
-Pero tú no, tú no parecías interesado. Por eso yo...
-Quería estar seguro de que ambos nos encontrábamos en la misma página, cariño -me interrumpe-. Tu madre habla demasiado de ti, incluso de tu enamoramiento por Adam...
-Oh Dios mío -me golpeo en la frente-. La voy a matar
-Christina...
-Esto ocurrió hace años, yo tenía dieciséis años ¿acaso nadie se da cuenta de que ya tengo veintiún años? -exclamo moviendo los brazos hacia los lados-. Estoy cansada de que ella piense que aun no supero un estúpido enamoramiento de adolescente ¿y qué te lo haya contado a ti? Perfecto, simplemente perfecto
Brett se acerca a mí cauteloso, puedo ver que está confundido.
-Ella sí sabe como arruinar posibles relaciones ¿no?
Entonces él ríe, terminando de acercarse del todo.
-Así que te has plantado una relación ¿conmigo?
Blanqueo los ojos.
-No, con el conejo de la pascua
Su risa no hace que mi enfado disminuya.
-Estoy complacido con esas palabras -asegura, enredando sus dedos en mi cabello-. Sobre todo cuando yo también he pensado lo mismo
-Si, claro. Y por eso no me has besado -ironizo cruzándome de brazos.
-Ya te explique eso -su otra mano se mueve hacia mi cadera y me pega más a su cuerpo-. Quería estar seguro de que ese enamoramiento estuviese más que superado. Eres una mujer fresca, agradable y divertida, y sobre todo, no te interesa ni un poco cuánto dinero tengo. Hacía tiempo que no salía con una mujer así y por eso quería asegurarme que arriesgarse contigo valía la pena
Sus palabras junto a sus bonitos ojos azules, tan claros como el mar me hipnotizan de inmediato. Mi enfado comienza a disminuir sin remedio.
-Es por eso que no te había besado antes -continúa-. Cuando beso a una mujer me gusta saber que ella no me va a rechazar, y que disfrutará del beso tanto como yo. No soy un hombre que conozca el rechazo
-Acabas de rechazarme -le recuerdo.
Él vuelve a reír.
-Me tomaste por sorpresa, pero eso no sucederá dos veces
-Por supuesto que no, porque no voy a besarte de nuevo. No soy una mujer que acepte el rechazo del mismo hombre dos veces en un lapso menor de una hora
-En ese caso...
La mano que está en la parte trasera de mi cabeza tira de mí contra sí mismo, llevando mis labios a los suyos. Esta vez no hay parálisis, oh no. Los labios de Brett se mueven contra los míos con una lentitud sensual que hace a mis piernas temblar, más aun cuando mueve mi cabeza hacia un lado y profundiza el beso, acariciando mi lengua con la suya de una manera experta. Seguramente ha conseguido que millones de bragas se deslicen fuera de su camino con ese beso, y creo que yo no podré ser la excepción.
-Ese debió ser nuestro primer beso -puntualiza Brett besando mi mandíbula-. Pero debías ser toda impaciente ¿no?
Él succiona el lóbulo de mi oreja, enviando un escalofrío al resto de mi cuerpo.
-Podría ser impaciente con algo más -susurro apenas audible.
Sus labios se separan de mi cuello para volver a la altura de mis ojos e interrogarme con la mirada. Siento que todo mi cuerpo se enrojece al darme cuenta de la gravedad de mis palabras.
-Cielos, Christina -dice entre dientes-. ¿Hablas en serio?
Muerdo mi labio, asintiendo débilmente.
No tiene sentido retractarme cuando es lo que de verdad deseo, cuando es lo que mi cuerpo me pide a gritos. Aunque no es para nada como yo me comportaría con normalidad, porque no creo haberme acostado con alguien antes de por lo menos una sexta cita, ha pasado un tiempo para mí desde mi último novio, el cual en definitiva no era tan viril como el hombre que me ruega que no esté bromeando con los ojos, porque jamás, jamás, jamás, me habían excitado tanto con un simple beso.
-Entonces dilo -me suplica firmemente-. Dilo para que pueda creerlo
Trago, sintiendo mi garganta repentinamente seca.
-Quiero que me hagas tuya -susurro finalmente.
-¿Aquí? -pregunta con un brillo en sus ojos-. Sobre la arena
Sacudo la cabeza.
-No estoy llevando un control de natalidad, ha pasado mucho tiempo desde que yo... -no consigo terminar.
No es como que hablar sobre un último amante sea lo que Brett quiera, yo no lo querría.
-Es decir... -vuelvo a comenzar pero él me interrumpe besándome.
Un beso aun más largo que el anterior, que me hace sentir caliente y mojada en lugares donde el agua de mar no tiene acceso.
-Hora de volver entonces, ¿puedes nadar de regreso?
Asiento, vacilante
-De acuerdo -sus dedos acarician mis mejillas-. ¿Estás segura de esto?
Solo ver ese gesto, donde a la menor duda él podría retractarse me hace dejar a un lado la poca inseguridad que podría existir.
-Segura
Brett sonríe, antes de besarme de nuevo.
-Entonces tendremos que hacer que Simon regrese al muelle como pueda, porque no quiero a nadie más a parte de ti obteniendo toda mi atención a partir de ahora

Espero que les guste el cap nenas. Y disculpen mi ausencia, estoy finalizando semestre y ahogada en evaluaciones

Something StupidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora