Capitulo 2: Amber

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-   Katherine despierta, ¿Katherine, me escuchas? – Trate de responder pero no pude, cuando hice el intento de levantarme me di cuenta de que no podía. Sentí mi corazón acelerarse y fue cuando escuche unos pitidos de una maquina que detecto el cambio de mi ritmo cardiaco – Katherine, escúchame, no te preocupes trata de calmarte, si no puedes hablar o moverte es porque aun estas bajo la anestesia.

Hice lo que la voz me pidió y me calme,  por lo que la maquina también calmo sus pitidos. Quiero ver donde estoy y quiero ver quién es el que me está hablando, así que hago un enorme esfuerzo por abrir los ojos, cuando ya están medio abiertos una luz blanca me impacto a los ojos a lo que me hace parpadear. Ya mis ojos acostumbrados a la luz puedo abrir mis ojos y mirar a mi alrededor.

-  Hola Katherine, Bienvenida de nuevo – Me dijo con una sonrisa sincera en sus labios ¿Quién era él? Vestía una bata blanca, un doctor. Creo que lo he visto en algún lado pero no logro recordarlo, Mi cerebro se encuentra de vacaciones en estos momentos y me siento flotando en mil algodones - Como te dije antes, estas bajo los efectos de la anestesia, pero no te preocupes que ya vas a recuperar tu movilidad dentro de unos 10 minutos aproximadamente y te administraremos unos medicamentos para evitar que te duela tanto las ultimas operaciones que te hemos hecho. -  Me dice el doctor, al fin puedo reconocerlo como el Doctor Coleman ya que es compañero de trabajo de mama.- Se te realizó varia cirugías y durante la recuperación de una de ellas caíste en coma por 4 días. Despertaste al quinto día y te realizamos varios exámenes para verificar tu estado todo salió normal, digamos que el coma fue como un sueño reparador y luego se te realizo la última operación que fue hoy y aquí estamos, bueno te dejare descansar y cuando vuelvas a despertar te estaré esperando para examinar tu estado. – Dicho esto, se acerco a examinar las bolsas de líquidos que estaban colgando en unas de las esquinas de la cama y que se conectaban con mis venas. Ugh… nunca me gusto eso, odiaba sentir las agujas dentro de mi piel.

Una vez el Doctor fuera de mi cuarto, trate de recordar él porque me encontraba en un hospital y no obtuve nada mi mente estaba en blanco, con excepción de una frase “Nunca digas nunca pequeña esmeralda” y un par de hermosos ojos de color azul-verdoso tormenta. Le di vueltas al asunto pero no encontré nada más, ni una pista y ni una respuesta a las mil preguntas que me rondaban por la cabeza, por lo que me rendí y a los pocos minutos me quede dormida.

 De fondo escuchaba dos voces, a una la reconocí enseguida ya que pertenecía a mi madre y a la otra me costó un poco ubicarla, hasta que pude reconocerla como la voz del doctor Coleman. Estaban conversando sobre un trauma que mi madre tuvo que atender, ya que solo había un médico de guardia a esas horas de la madrugada y que este ultimo estaba tratando a un paciente que había llegado minutos antes, así que a mi mama no le quedo de otra y tuvo que atender al del trauma. Después de unos minutos en silencio mi madre le pregunto a mi doctor por el estado en que me encontraba (A los doctores no les permiten tratar a sus familiares ya que esto puede causar problema), a lo que el doctor le respondió que ya estaba fuera de peligro y que ya había pasado lo peor, me tendrían en observación por unos días, para cumplir el protocolo y vigilar mi estado aunque los resultados de mis exámenes estaban bien. Espere un rato más, a ver que decían pero nada se escucho, así que decidí que ya era hora de hacerles saber que estaba despierta, por lo que me removí y ¡Sorpresa! Pude hacerlo, aunque sentí algunas punzadas de dolor  en todo el cuerpo. ¡Ugh!

-  ¿Mamá? – Mi voz se escuchaba muy extraña, mi boca estaba totalmente seca.

-   Hola pequeña ¿Cómo te sientes? – Dice, mientras se acercaba a mi cama y me apartaba algunos mechones de la cara, escucho que alguien se aclara la garganta, ambas nos volteamos a ver al Doctor Coleman.

-  Disculpa Sacha, pero tengo que realizarle el examen de rutina para saber más de su estado, es por precaución. – Le informo a mi madre, esta asiente y se inclina para besarme en la frente y después murmura “Luego hablaremos” se aparto y se dirigió a la puerta cerrándola sigilosamente.

¡Mátame o Muérdeme!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora