Capítulo 7- Un merecido descanso (Sexta parte)

Start from the beginning
                                    

-Siempre trabajaron bien en equipo, todos y cada uno de ustedes, si yo no hubiese estado, otro quinto miembro los habría salvado. Luchaste excelentemente todas las veces que combatimos codo a codo. No tienes nada que temer.-Me miró, insegura de mis palabras.-Siempre puedo aparecer y patear traseros como último recurso, pero sé que no lo necesitarás.-Sharon se debatía entre las lágrimas, los hipidos y la risa.

-Gracias.-tras esto, se acercó hasta mi oreja para apenas abrir los labios.- Eres el mejor. Te quiero.

Definitivamente, esta situación se estaba tornando extraña para mí. Me separé y, sonriendo, la piqué con el dedo índice en el pecho.

-No, tú eres la mejor.-antes de que pudiésemos darnos cuenta, estábamos enzarzados en una guerra de cosquillas sin cuartel. Muy apropiado para dos soldados que luchan contra demonios de veintisiete y veinticinco años. Seguimos riéndonos y pidiendo piedad hasta que una voz carraspeó a nuestras espaldas. Un Karion sonriente y postura fanfarrona se encontraba parado a tan sólo unos metros, con los brazos cruzados, observándonos uno arriba del otro. No era una situación en absoluto cómoda.

-Son la madurez en persona.-bromeó entre risas.

-Oh, habló el anciano amargado.-replicó Sharon.-Sal de aquí antes de que te saque a patadas.

-Esa no es manera de hablarle a tu superior. Y… ¿has estado llorando?

-No es algo que te interese y te hablaré como se me dé la gana, estamos encadenados aquí de por vida y soy una veterana hecha y derecha sin ningún tipo de cargo específico, no puedes degradarme.-La joven estaba comenzando a sonar excesivamente amenazadora.

-Puedo hacer que te hagan dormir en el muro. O algún que otro castigo como limpiar los barracones.-Sonrió maliciosamente.

-Prometo dejarte sin la posibilidad de tener hijos si me haces eso.-La amenaza sonaba bastante seria para mí. Karion, en cambio, estalló en carcajadas.

-Sabes que no te haría nada de eso, Dioses, no podría. En fin, los dejo con sus jueguitos, aunque les recuerdo que tenemos un sitio específico para hacer ese tipo de cosas.-Era cierto, unos cuartos en uno de los sótanos del “restaurant” estaban destinados a “ese tipo de cosas”.

-¡No Karion, no es lo que imaginas!-farfullé.

-Como quieras. Y veo que has conocido al viejo Magnus, ¿eh? Me alegro que sigas esa listita de actividades. Diviértanse.-Y tras guiñar un ojo, desapareció tras la puerta.

Sharon, avergonzada, puso una distancia prudencial entre ambos.

-No quiero que pienses algo erróneo de…esto.-su voz ahora titubeaba.

-¿De qué? No te preocupes. Eres una persona maravillosa, pero ahí queda todo.-Era la pura verdad, sería hermosa, pero no veía en ella nada más que la excelentísima francotiradora de la escuadra Al’ba.

Ella suspiró aliviada.-De todas formas, muchas gracias por todo. Necesitaba sacar mi miedo fuera.-sus palabras me recordaron mi ira al surgir fuera de mi cuerpo tan sólo un rato antes.

-No hay problema. Cualquier cosa estoy disponible veinticuatro horas, siete días a la semana.-sonreí, señalando a mi comunicador de muñeca. Sharon asintió y se dirigió a su cama, con los ojos rojos y una sonrisa. Increíblemente, había consolado a alguien. Guardé el armamento en la cajonera correspondiente, me recosté en el camastro y fui consciente por primera vez del dolor que asaltaba a mis músculos. Cerré los ojos y el sueño comenzó a invadirme. Creo que estaba quedándome dormido cuando la voz de la francotiradora me hizo volver a la realidad.

-Fer, no me habías dicho que tenías una hermana. Bueno, no es que tuvieses que decírmelo pero en tu expediente dice que vives solo, sin familiares localizables. ¿Sabes que podrías traerla apelando al sistema de Protección Familiar de la organización?

Cruzados -El infierno en la Tierra- (EDITANDO)Where stories live. Discover now