Capítulo 2

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Eran las doce de la madrugada y por fin había conseguido deshacerme de Olivia y sus juegos. Entré en mi nueva habitación, la cual no había pisado desde que llegué a la residencia y comencé a buscar un pijama por mi maleta. Una vez que di con él, me lo puse rápidamente.

Cuando ya estaba decidida a meterme en la cama, la puerta comenzó a sonar. Me acerqué hasta esta algo confundida pero no me quedaba más opción que abrir.

— ¡Hola Sheila! —Exclamó Izan detrás de la puerta.

— ¡Hola! —Respondí algo confusa.

—Bonito pijama, por cierto.

No me había dado cuenta que había abierto la puerta con mi pijama de ositos verdes.

—No te pongas roja.

Su comentario me sacó una sonrisa.

—El primer día y ya me das plantón, eh. —Me impuse en un tono divertido.

—Lo siento. —Respondió algo preocupado. —Por eso he venido. Me sentía mal.

No pude evitar echarme a reír.

—No te preocupes. —Expuse contenta. — ¿En qué pasillo estás?

—Pasillo 5C, habitación 236.

— ¿Somos vecinos de pasillo?

—Eso parece. —Contestó sonriendo. —Bueno, te dejo dormir. Buenas noches.

—Hasta mañana. —Contesté antes de cerrar la puerta.

Me alegraba saber que iba a estar cerca de una persona como Izan.

***

— ¡DESPIERTA, BLUE!

Mis ojos se abrieron como platos al escuchar el que se suponía que era mi mote detrás de la puerta. Me levanté lo más rápido que pude y me encaminé hacia ella para así abrirla.

—Mira que te gusta dormir.

—Yo también te quiero Olivia.

— ¿No te parece un poco pronto para estas declaraciones? —Dijo al mismo tiempo que cerraba la puerta y se sentaba en mi cama.

Olivia era como una bomba, una bomba hiperactiva.

—Contigo nada me parece pronto, cariño. —Contesté arrepintiéndome.

—Blue, lo siento, sabía que me mirabas el culo con cierto disimulo pero es que yo ya tuve una amiga así y no acabó bien.

— ¿Una amiga así?

—Clara se llamaba, pero eso es otra historia. —Expuso tomándoselo en serio. —Bueno, a lo que voy.

— ¿Qué pasa?

—Algo muy grave, pequeña. —Respondió seria al mismo tiempo que me pasaba la mano por el hombro.

—Me estás asustando.

—Deberías asustarte.

— ¡Olivia, para ya y cuéntalo!

—Como bien sabrás, hay dos equipos de baloncesto en el instituto: Femenino y masculino.

Asentí.

—Pues hoy estábamos en la cafetería varios de la residencia. —Expuso gesticulando los brazos. —Y los chicos nos dijeron que las chicas no valemos para jugar a eso.

— ¿Y te enfadaste?

— Por supuesto. ¿Quién se creen?

— ¿Les lanzaste el desayuno a la cabeza? —Pregunté entre risas.

BLUEWhere stories live. Discover now