Recuérdame...

15 1 0
                                    

No había nadie por los pasillos salvo tú y yo. Tu carcajada sonora se calaba entre mis huesos, y tus ojos ni se inmutaban ante mis lágrimas. Quién diría que llegaríamos a un momento como este cuando, de niños, me regalaste una rosa tan roja como la sangre. Quién diría que aquel muchacho juguetón de ojos esmeralda estaría frente a mí, burlándose de todo lo que pudiera. Quién diría que yo sería tan tonta de seguir tremendamente enamorada de él. Al fin cesó todo sonido existente. No se escuchaban ni su risa ni mis sollozos, sólo una mirada severa por mi parte y una sonrisa irritante por la suya. Mis labios se abrían y cerraban. No conseguía sacar mis pensamientos a flote; estaban taponados en mi garganta y, no lo voy a negar, parecía una tonta. Otra risa más de su parte.
-Me encanta la cara de tonta que estás poniendo, aunque no es una muy diferente a la usual
-Basta- susurré - Para de hacer esto. sabes que me haces sentir fatal y aún así sigues. ¿Te gusta verme sufrir, es eso? Eres inhumano- cada vez mi voz se alzaba más y se transformaba en una más dura y severa- Pero lo peor de todo es que yo me aguanto. Pese a todo te hablo bien, te paso los deberes, te ayudo cuando lo necesitas... Pero, a cambio, tú me tratas así sólo porque sabes que estoy enamorada de ti- la única sonrisa que había ahora era la mía, una amarga y dolorosa. Él, en cambio, estaba serio, tanto que parecía petrificado- No quiero ni seguiré siendo tu perrito faldero. Sé quién soy, cómo soy y la gente que me quiere, y aunque tú quieras negármelo sé que tú estás más enamorado de mí que yo de ti- estaba blanco como la nieve- ¿Que cómo lo sé? Simplemente por tu mirada. Así que no te engañes; vuelve en el tiempo y recuérdame, e intenta mirarme como cuando éramos unos críos- me acerqué a él, nuestras caras estaban a centímetros de distancia- Recuérdame con este beso- y sin más nos uní a ambos en un dulce y cálido beso. No fue como me lo había imaginado. Pensé que sería fogoso, pasional... pero fue todo lo contrario. Cuando me correspondió parecía algodón de azúcar: dulce, suave y esponjoso. En ese beso se descargaron miles de sentimientos, tales como arrepentimiento, felicidad, amor... p
Pero el más importante de todos fue el alivio, alivio por sentir que ya todo volvería a ser como antes...

Una Tarde De Memorias...Where stories live. Discover now