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La vi, o eso creí. Su rostro se confundía con las luces y el mareo en el que me sumía el jugo amargo de una botella ámbar. La recuerdo borrosa como si la viese a través de un vidrio empañado, pero la sensación de su existencia se manifestaba en mi y a su alrededor. La vi moverse al ritmo de la música, la sentí abrazar el sonido en su corazón y sacudirlo en sus caderas, en sus mejillas, bañadas en el ritmo y en su cuello, que parecía un caudal de ilusiones e invitaciones, insinuaciones y verdades que no podía rechazar. La vi manifestarse entre sombras de gente opaca y vi las luces cruzar la maravilla de sus ojos claros que me atrapaban y me transportaban a lugares que no conocía.

Atontado a como estaba por la bebida, por el humo y por su mirada y sonrisa extensa,  mi cuerpo se movía al ritmo de su pecho. Las manos se encontraron por accidente cuando el ritmo lento de una canción muda nos movió las sienes, el movimiento de ambos se sincronizó entre la multitud carnavalesca, con el sudor de las frentes, el brillo de los ojos fundiéndose al calor de las luces, un encuentro arreglado por las miradas cómplices y las sonrisas poco tímidas que viajaban con la luz entre nuestras percepciones.

Caía la música como lluvia y pronto sus brazos rozaban mis mejillas y mis labios las suyas, sus dedos juguetones tocaban mi boca y sus ojos la repasaban, como reconociendo el campo del beso inminente. Del beso que se se aplaza para prolongar el deseo, el deseo de sellar aquello que era ya una necesidad de nuestras almas.

Bailamos elevados sobre un charco de comprensible anhelo, y sobre nosotros los vapores del apetito, vapores mágicos de la noche, subían hacia el cielo para no volver. Los roces de los cuerpos empapados en la legítima pasión que crece al ver una intrépida gota de la naciente de su cuerpo recorrer el camino de sus pechos, de su exquisitez real, la magia de su cuerpo y justo después del ritual ardiente, la señal de las sonrisas y la mirada que pactaría el acuerdo de devorar los labios del otros en un beso interminable, un beso infinito en la noche que no culminaría más que en una cascada de poesía y música, de cuerpos agitados en la soledad de la noche ocultos en alguna cueva urbana.

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⏰ Última actualización: May 18, 2016 ⏰

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Sobre la noche y la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora