El siempre tubo una vida simple, lujosa y aburrida.
Ella siempre tubo mala suerte en todo lo que hacía.
Un día la vida de ambos cambia drasticamente gracias a un simple rose de manos y una antigua deidad celestial.
Bridgette se convierte en la porta...
Al parecer a ella no le incómodo que no le hablará y con su insistente sonrisa seguía tomando cosas de el suelo.
En un momento nuestras manos se tocaron par accidente y rápido ella las quitó.
-A la próxima mira por donde caminas niña distraída.-dije molesto esperando a que borrará su sonrisa de la cara y se fuera como las chicas que espante en el salón.
-Discúlpame es que vine corriendo por algo importa te que tenia que hacer.- salto de repente.- ¡Es cierto! lo lamento pero tengo algo urgente que hacer.-término por decir ella aún con su sonrisa despampanante y salio corriendo.
-Está loca.-hable casi para mi mismo.
Al terminar de recoger mis cosas me puse en pie y salí del edificio. Camine un rato para despejarme y termine por llegar a un lugar al parecer calmado y desierto de personas.
Me senté en una banca y me dispuse a leer mi libro el cual estaba por terminar.
A los minutos de leer, un fuerte estruendo me saco de mis pensamientos, solté mi libro y camine cerca de donde se escuchó el sonido.
A pesar de buscar a mi alrededor no encontré nada mas que una pequeña cajita bien colocada sobre el suelo. De un color negro con unos bordes dorados, tan pequeña como una cajita de anillos de compromiso y muy ligera.
Abrí la cajita y lo único que encontré fue un anillo plateado sin inscripción o con indicios de que le pertenezca a nadie.
Fue un tanto curioso pero el anillo se ve como si fuera del tamaño de mi dedo. Se que soy serio pero también soy muy curioso, así que no tarde en colocarme el anillo hasta que algo extraño sucedió.
Comenzó a salir una luz extraña y la tierra comenzó a moverse, intente quitármelo de inmediato pero lo mas extraño de todo es que el anillo no salía de mi dedo.
Cuando todo volvió a la normalidad intente safarme el anillo con más calma pero seguía atorado. Ya más alterado seguí tratando de quitármelo a la fuerza pero seguía sin salir y estaba comenzando a enojarme más y más.
En mi frustrado momento apareció una criatura muy rara. De color negra, con lo que al parecer es una forma de gato y es bastante pequeña y fácilmente podría capturarlo con mis manos.
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La criatura se puso en frente de mi y me miró, yo solo me quede quieto con un poco de impresión.
Por todos los cielos, el bicho raro que ya es extraño que flote en el aire, comenzó a hablar.
-Me presento niño, mi nombre es Plagg y ahora estas bajo el hechizo de el anillo.- hablo la criatura.
Opte por creer que estaba alucinando debido al calor o el estrés y comencé a caminar en dirección a otro lado, talvez debo tener hambre o estoy cansado por la secundaria.
