Capítulo Veintiocho

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—¿Estás nerviosa? —preguntó.

—Mucho —admití.

Sentía que iba a desmayarme en cualquier momento.

—Verás que le alegrarás el día al comentarle sobre los cargos —apretó mi mano, animándome.

Al llegar, Gabriela y yo frenamos de golpe, mis ojos sin poder asimilar lo que estaban viendo. Sentí que el mundo se venía abajo a pedazos, pero no me moví de mi sitió, ni mostré ninguna emoción, solo observé la escena en shock.

Christian estaba besando el vientre de Mila.

Dios mío.

Mila estaba embarazada de Christian.

—Vera... —Gabriela susurró, pero la ignoré por completo.

Sin imaginarlo, mi mente se nubló por completo y tomé impulso para acercarme a ellos a paso firme.

—¡Harris! —grité y él se separó de Mila rápidamente.

—Vera —sus ojos se abrieron a más no poder.

—Es imposible —Mila jadeó—. Estabas en coma.

—Estás, estás bien —él susurró—. Estás bien.

Sentía miedo, sentía ira, sentía mucho dolor y mil emociones más, pero no pude externar nada. La frialdad y el odio tomaron el control de todo mi cuerpo y de mi boca, sacando a la víbora en la que su familia me convirtió.

—Así es —los miré fijamente—, y veo que tú también estás de maravilla.

—Yo... —miró a Mila quién lo abrazaba con fuerza.

Me había ilusionado, me había humillado, me había golpeado y finalmente decidió dar su estocada final con un embarazo mientras yo luchaba por mi vida en un hospital. Traté de controlar las lágrimas y apreté mis puños, comprendiendo que no era precisamente yo quien hablaba, pero no me contuve, fue mi culpa creer que había arrepentimiento en él. Fue mi culpa anteponer todo lo que él era antes que a mí misma. Fue mi culpa no amarme lo suficiente hasta ese punto para entender que Christian no fue ni era el hombre para mí. Apreté mis puños con tanta fuerza que mis uñas se enterraron en las palmas de mis manos, pero no me importó.

—Espero que tengas un muy buen abogado, Christian, porque juro que estoy por hundirte a ti y a tu madre durante muchos años —mi voz era firme, pero sabía que estaba muriéndome por dentro.

Sus golpes no me mataron, pero sus acciones sí.

—Vera, yo... —Mila lo interrumpió, su mirada reflejaba ira.

—¿¡Cómo puedes ser tan desalmada? —gritó—. ¿¡Acaso no ves que tiene que criar a su hijo!?

Sonreí y ladeé la cabeza, dispuesta a cumplir con cada una de mis amenazas.

—Oh sí —me crucé de brazos—, pero tendrá que hacerlo desde la cárcel, querida, porque aquí se va a pudrir. Espero tengas un buen fajo de billetes para su defensa, Mila.

Aferrándome a las pocas fuerzas que me quedaban, salí caminando rápido de la sala, derrumbándome aún más con cada paso. Me estaba ahogando, pero tenía que aceptarlo, Christian iba a tener un hijo con Mila Rogers.

—¡Vera! —Gabriela corrió hacia mí—. ¿Podrías detenerte?

—Déjame en paz, Gabriela —limpié mis lágrimas con rabia.

—Vera, no sabemos si ese niño puede ser de Christian —logró alcanzarme.

—No trates de tapar el sol con un dedo, Gabriela —me acerqué a la puerta del auto—. Christian y Mila tendrán un hijo, lo que tanto querían.

—Pero...

—¡Ya basta! —exclamé—. Christian pagará en la cárcel y nada va a detenerme.

—¡Lo estás haciendo por venganza, no por lo que hizo ese día, y tú lo sabes!

—¿Qué estás insinuando? —entrecerré mis ojos.

—Digo que estás haciendo esto solo porque ese hijo no es tuyo.

Con esas palabras, Gabriela me había apuñalado directamente al pecho metafóricamente y yo fruncí mis labios, tratando de evitar las lágrimas. Ella tenía razón, estaba furiosa, porque yo jamás iba a poder concebir un bebé, jamás iba a poder formar una familia, jamás iba a poder ser mamá.

Porque yo era estéril.

—Tomaré un taxi —me aparté de ella.

—Vera.

—No me sigas, Gabriela, se acabó.

Era momento de acabar con todo.

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Nota de la autora IMPORTANTE:

Me gustaría aclarar que esta historia no es una historia cualquiera. He visto muchos comentarios señalando a Vera y señalando que romantizo la agresión. En ningún momento he hecho tal cosa, al contrario, mi historia es precisamente para demostrar que muchas veces el amor no es suficiente para que una relación continúe o se construya. 

Las acciones de Vera son desde el punto de vista de una persona con MIEDO y AMOR a la vez. Muchas personas víctimas de agresión no pueden tomar decisiones coherentes o con bases debido a la esperanza que tienen en sus agresores, y saben que esto es cierto, si no, con todo respeto les invito a leer sobre la psicología en personas víctimas de agresión psicológica y física. 

Adicionalmente, Vera ha pasado por eventos sumamente traumaticos en los cuales no ha recibido la ayuda correcta por parte de expertos. ¿Creen que una persona puede superar cosas así tan fácilmente? 

Espero esto les ayude a entender mi historia un poco mejor y no la juzguen cuando van por la mitad. 

Dicho esto, les mando muchos besos!

Rompiendo PromesasWhere stories live. Discover now