Capítulo único

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Para hacer este one-shot me base en el video que tiene el mismo nombre que el título, y que está aquí arriba.
Espero que lo disfrutéis.

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Estando ya lista, Ib cogió su bolso de la mesilla de su habitación, y se fue corriendo hacía la salida. No llevaba muchas cosas en el, solo lo necesario. Antes de irse, su madre se dirigió a ella.

-Ib, ten mucho cuidado. Y no llegues tarde, ¿vale, cielo?- le dijo.

Ella asintió con la cabeza. Sabía que su madre se preocupaba por ella. Pero, esta vez, no la podría acompañar.

Tenía una promesa que cumprir.

Su madre se despidió de Ib con la mano, mientras esta se iba. Ella sonrió. Su querida hija ya se estaba haciendo mayor.

Ib caminó por las calles llenas de gente, en dirección a donde se encontraría con Garry. Habían pasado tantas cosas juntos... No podía creer que, en tan poco tiempo, aquella persona hubiera tenido un espacio muy grande en el corazón de la pequeña muchacha de ojos rojos.

Sacó el caramelo que tenía en el bolso. Uno de limón, el que Garry le dió. Mientras lo miraba, los recuerdos del museo de Guertena empezaron a salir.

Cuando entro por primera vez.
Cuando cogió la rosa roja, su vida en aquella galería.
Cuando los seres de aquel mundo la perseguían. Cuando se encontró con Garry, el chico de pelo violeta, al que le regeneró su rosa azul y le salvó de la muerte.
Y también cuando...

Sus pensamientos se detuvieron cuando miró hacía delante. En frente suya se encontraba una silueta muy familiar. Pelo violeta, camiseta verde, pantalones marrones, una chaqueta desgastada.

Era Garry.

Ambos se miraron asombrados. Por unos segundos, no se pudieron creer lo que estaba pasando. Pero luego, al concienciarse de que si era verdad, ambos corrieron para darse un abrazo, derramando unas pequeñas lágrimas de felicidad.

Por fin estaban juntos de nuevo.

La primera actividad que hicieron fue ir a comer unos macarones. El joven pelilila conocía un establecimiento donde podían tomarlos, así que fueron para allí. Por el camino, iban cogidos de la mano, hablando los dos con mucha alegría.

Llegaron a una cafetería donde los había, y Garry pidió unos cuantos macarones, y también algo para beber, mientras Ib los miraba con curiosidad y ganas de probarlos. Nunca los había comido. Por ello, quiso esperar a Garry para probar su sabor.

El chico de pelo lila cogió lo que había pedido y se fue a sentar a una mesa que había fuera junto con Ib.

Tomo Garry unos macarones, y Ib otros tantos. Ella los tomaba de una forma lenta y educada, y a la vez tierna. Él los tomaba con un poco más de rapidez, pero también de manera educada.

Después de comerse sus macarones, Garry observó a Ib cómo comía los suyos con una sonrisa. Pero, de repente, ambos se enteraron de una cosa. En el plato, solo había tres de aquellos dulces, cada uno de un distinto color.

Como el de las rosas.

Al mirarlos, sintieron que faltaba algo... Más bien, alguien...

Mary...

La pequeña de pelo marrón miró los macarones con pena. Unos segundos después, Garry le dió a ella un pañuelo. Su pañuelo.

-Se me olvidaba dártelo.- dijo con una sonrisa.

Pero él también miró los dulces por un momento con tristeza. A pesar de que la chica de pelo rubio le dió mucho miedo, no podía evitar sentir pena por ella. Al fin de al cabo, solo quería salir de aquel lugar.

-Ven, Ib.- le dijo el chico.

Ib le miró algo extrañada.

-Tranquila, ven. Se me ocurrió una cosa que puede ser interesante.-

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Garry, acompañado de Ib, fue a su casa a coger unas pinturas y un lienzo. Después, se fueron hacía el lugar donde iban a pintar. Garry le comentó por el camino lo que se le había ocurrido, y ella sonrió. Le parecía una excelente idea.

Rato después, llegaron a su destino, el bosque. La chica se impresionó al verlo. Era muy hermoso. El sol brillaba aquella tarde, haciendo resaltar más los colores del paisaje. Había diversa vegetación de un intenso color verde, y el cielo estaba azul y despejado, sin ninguna nube.

-¡Vamos allá, entonces!- dijo Garry con una sonrisa.

Ella asintió, y acompañó al chico de pelo lila hacía el lugar donde iban a desarrollar su idea.

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En otro lugar, estaba el alma de una chica. Una que fue arte, pero que no se quiso quedar como tal. Quiso salir y sentirse viva. Pero no pudo ser. Por conseguir su objetivo, dando igual todo lo demás, acabo ardiendo, y su cuerpo se convirtió en ceniza.

Su alma, sin embargo, antes de ascender, vio a alguien que desde mucho tiempo deseaba encontrar.

A su padre, Guertena.
Estaba en frente de ella, esperándola con una sonrisa.

No se lo podía creer. De verdad... ¿Estaba allí su padre...?

-Mary- dijo aquella dulce voz.- Ven conmigo, mi pequeña. Nos iremos juntos.-

Ella fue hacia él y le abrazo muy fuerte, mientras de sus ojos salían lágrimas que pintaban su cara dibujada.

-Lo siento, Mary. Tendrás que haber sufrido mucho... Pero ya no te dejaré sola nunca más, mi querida Mary... Te lo prometo...-

Ella sonrió ante aquellas palabras. Cogió la mano de su padre y juntos se fueron, con la alegría de poder estar los dos.

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El cielo decidió cambiar sus colores, y se empezó a pintar de color rojo, amarillo y naranja. Pronto se haría de noche.

Aquellas dos personas reunidas rieron felices, sentadas después de acabar su obra de arte.

Pintada allí estaba Mary, la chica del cuadro. En el lienzo, en los pinceles y en los colores quedó el recuerdo de aquella chica, de la experiencia que tuvieron Ib y Garry en la galería de su padre, y en la promesa que se hicieron, y que ambos cumplieron.

Por que, aquel no era el final de "Juntas para siempre", ni "Retrato Olvidado", ni "Bienvenidos a Guertena".

Aquel era el final de "Promesa de Reunión"

After the True EndWhere stories live. Discover now