2º Parte

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       Aquella semana pasó como me temí. Ella estaba muy rara, le notaba preocupada, distante. A menudo le preguntaba si le pasaba algo pero me respondía siempre con un "no me pasa nada".

       Una noche que salimos juntos de trabajar, que raramente solía pasar aquello porque ella nunca se queda en un cierre, decidí acompañarla a su casa y charlar. Ella, en un principio, se negaba en que le acompañara pero al final le convencí. Dirigiéndonos para su casa, y después de hablar de lo duro que fue el trabajo aquella noche, me propuse a preguntarle ya en serio qué le pasaba.

– Te he notado preocupada y distante esta semana. ¿Seguro que no te pasa nada? – le pregunté con tono suave.

– Bueno, sí que me pasa pero no es conveniente que lo sepas – me respondió con tono medio apagado.

– ¿Tiene algo que ver conmigo? – le pregunté yo temiendo lo peor.

– Sí y no.

– ¿Si y no? No te entiendo – le contesté algo asustado y nervioso.

– En realidad son problemas con mi novio. Estos últimos días hemos estado discutiendo muy a menudo. Lo que pasa es que él es muy celoso, demasiado, y de vez en cuando esa aptitud resulta ser muy molesta. Además, también esta más violento.

– ¿Cómo que más violento? No te habrá pegado, ¿no? – le pregunté pensando en que ese era capaz de todo.

– No, que va, me refiero a su manera de comportarse y actuar.

– ¿Tú le quieres? – le pregunté descaradamente sin saber qué posible respuesta me daría.

– Sí, pero últimamente no es el de antes. No se comporta como cuando nos conocimos.

– Si le conocieras realmente no estarías con él – pensé yo recordando el momento en el que le pillé "in fraganti" robándome el móvil.

       Podía decirle la verdad, que le conocía y sabía qué clase de persona era, pero quizá de aquella manera se volvería en mi contra. Yo mismo me montaba solo mis propias paranoias. Realmente, no sabía qué me contestaría pero lo único que pensaba en aquellos momentos era en recuperar nuestra amistad que en los últimos días habíamos perdido sin saber realmente si yo tenía algo que ver o no. Entonces fue cuando quise aclararlo.

– Entonces, ¿por qué me has respondido con sí y no? – le pregunté yo con ganas de resolver la duda.

– Porque tú tienes algo que ver con su forma de actuar últimamente. Según él como nos ve mucho hablando juntos y riéndonos cuando viene al trabajo a comer o a recogerme piensa que siento algo por ti. Y cuando nos vio hablar el sábado pasado en el pub se puso como una moto. Sé que se pone muy celoso porque me quiere mucho pero resulta muy agobiante – me respondió ella algo triste.

– Bueno, todos los tíos nos ponemos muy celosos por esas cosas – le respondí para contrarrestar importancia al asunto aunque yo no pensaba así.

       Así que el tío se ponía en plan celoso porque nos veía que nos llevamos muy bien. Aquello ya se pasaba de la raya. Menudo estúpido.

– Me ha dicho que no hablara contigo y que pasara de ti – me dijo algo nerviosa.

– ¿Y tú que le has dicho? – le pregunté temiendo con su respuesta el final de nuestra amistad.

       No sabía si estaba preparado para su contestación, sólo pensaba en cómo sería mi vida sin Mónica. Mi corazón latía a mil por hora. Fue cuando realmente me di cuenta que me había enamorado de ella. Pensé a continuación en darle al botón, no quería vivir aquellos momentos tan trágicos, pero antes de hacerlo me contestó con la respuesta más lógica que se podía dar pero que ni me la había planteado al estar tan preocupado en perderla.

Viviendo deprisa (2003)Where stories live. Discover now