Capítulo 9.

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Foto multimedia, Christian.






Dirijo mí mirada a sus manos... sus dedos... su dedo meñique de su mano izquierda.

Mierda.

Una mezcla de emociones es lo que siento en éste mismo momento. De verdad es... rayos no me esperaba ésto.

Quiero correr a sus brazos y abrazarlo como antes... es que...

Está tan cambiado. Su rostro... cambió tanto. Siete años, y se ve del todo maduro.

Observo a la chica alta de atras, en su dedo tiene una sortija. Y esa niña en sus brazos... vuelvo la mirada a Cristina. Es su hija. Mis ojos se llenan de lágrimas.

Me doy medía vuelta y camino con la cabeza gacha hacía mi auto.

- Jennifer... - oyo decir a Frank. Pero no me inmuto.

Subo a mi auto y respiro muy fondo, exalando todo el aire que tenía atrapado.

Salgo rápidamente del estacionamiento dejándolos atrás.

Observo a Christian por el retrovisor... está perplejo. ¿Qué es lo que le sorprende tanto?.

Ya está apunto de obscurecer. Miro la hora; 8:06 Pm.

8:06 Pm... una tarde de abril, lo volví a ver... fué todo tan confuso... tan... doloroso... como la vez que se fué y me dejó.

Conduzco lo más rápido posible por la carretera, retengo las lágrimas.

Muchos recuerdos de pronto comienzan a invadir mi mente.

Todas las promesas... esas que jamás cumplió.

Miro mí dedo meñique «promise».

Ya es inevitable, una lágrima rueda por mí mejilla.

Jamás te abandonaría, Jennifer. Jamás te dejaré sola... -recuerdo sus falsas palabras. Falsas promesas.

¿Por qué las personas hoy en día prometen cosas que no van a cumplir?.

Golpeo el volante con las palmas de mís manos.

Tengo mucha rabia.

Freno el auto llegando a mí destino.

Malditos pensamientos.

Me bajo y me encuentro en un mirador.

Puedo apreciar como los últimos rayos de sol dan con las nubes volviendolas de color anaranjado-rosa... observo como el sol se apaga con el mar.

De verdad que ésto es hermoso... un hermoso atardecer de otoño.

¿Por qué?, por qué volvió... todo estába tan bien y ahora llega él...

Vuelven a rodar lágrimas por mis mejillas.

El sol se esconde por completo y una brisa fría toca mi rostro.

Se puso helado.

Tomo una gran bocanada de aire.

Entro en mí auto.

Sigo en shock.

En eso mí móvil suena.

Es Kim.

- ¡Holaa! Perra amiga, ¿cómo estás? -dice muy alegre.

- Hola Kim... -mi voz no puede sonar más quebrada.

- Hey, esa voz me suena a que estuviste llorando...

- Me conoces tan bien -digo desanimada.

Kim es una muy gran amiga.

Cuando Nos Volvamos A Encontrar... (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora