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Hoy vino a la cafetería con moratones en la cara y brechas en la frente y con la nariz llena de sangre seca.

Me sentía mal, sentía como si hubiese sido la autora de aquellos golpes, y no, yo no era culpable de esos moratones.

Pero no podía con mi consciencia, era o matarme yo o mandarle esa maldita carta con el cual pedía perdón.

Se la dejé en su mesa, él la leyó y se asustó, creo que creyó que los matones estaban en esta cafetería y le estaban persiguiendo porque se fue corriendo y dejo mucho dinero en la mesa sin importar la cantidad que dejó.

Me fijé en su mesa, y me acerqué con disimulo, se dejo su libro.

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Me siento fatal enserio, no he subido desde enero y yo q se, puf estoy con otra novela que cuando la termine entera la publicaré y bueno, que no he podido escribir... Lo siento.

Para compensar voy a hacer los capitulos más largos y voy a estar activa. Espero no perderos, os quiero, besos.

Café - Jesús OviedoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon