— Frankie —suspiré en cuanto escuché su voz.

— ¿Pasó algo malo? —la preocupación en su voz era palpable.

— No, nada de eso. Escucha... quiero que me pongas mucha atención, ¿Sí? Necesito que vayas a casa a buscar las cosas de Emily. Adelantaron la cesárea... será a las cuatro y-

— ¡Mi hija va a nacer hoy! ¡Hoy! ¡Voy a ser padre! ¡Padre! ¿Escucharon imbéciles? ¡Voy a ser un jodido padre! ¡Más genial que sus padres o mi padre o cualquier padre! Oh puto Dios. Puto Dios. Puto Dios.

Sus gritos eran dirigidos a cualquier persona que estuviese ahí, aunque se escuchaban bastante fuerte a través del teléfono. De pronto su voz se escuchó lejana y un ruido proveniente de un posible forcejeo ocupó la línea.

— Gerard, soy Bob —escuché de pronto, los gritos de Frank seguían escuchándose a lo lejos aunque era difícil descifrar qué decía— ¿Es verdad?

— Sí —pude responder.

— Está bien. ¿Dónde estás? ¿Qué necesitas que llevemos?

— Estoy en la clínica. Van a ingresarme a una habitación pero todavía no sé a cuál. Bob, necesito que vayas a casa y me traigas un par de bolsos que tengo en la habitación de Emily. Es uno negro con rosa y uno rosa entero. Están sobre la mecedora. Tengo todo lo necesario ahí dentro. También... ¿puedes traer mi pijama? Frank sabe dónde está mi ropa. Pregúntale dónde está y tráeme algo para vestir cuando salga de aquí, y... uh... creo que eso es todo.

— Anotado —respondió él.

— Y, Bob.

— ¿Sí?

— No dejes que conduzca, ¿sí? Está demasiado emocionado, al parecer.

— No te preocupes. Yo lo cuido. Hasta pronto.

— Hasta pronto. Te llamaré cuando sepa donde estaré.

— ¡Voy a ser tío! —gritó de pronto, y sin más cortó la conexión.

Su grito quedó resonando en mi oído cuando el doctor Groom volvió a la habitación. No dijo nada, sólo esperó a que lo siguiera y entonces comenzamos una travesía a través de la parte interior del hospital rumbo al, al parecer, cuarto piso. Cuando el ascensor se detuvo caminamos por un largo pasillo y entonces salimos al pasillo exterior. Había cuatro puertas que parecían conducir a habitaciones, y fue la número 401 la escogida por él. Y sólo cuando estuvimos al interior de la blanca habitación con una amplia cama, una ventana que ocupaba casi toda una pared y algunos muebles básicos, que volvió a girarse a mí. Dispuesto a volver a entrar.

— Esta será tu habitación —comenzó—, estamos al tanto que no quieres prensa así que habrá un par de guardias cuidando el pasillo. Nadie va a molestarte en este proceso así que debes estar tranquilo, ¿Está bien? Una enfermera vendrá a hacerte el ingreso y ella misma te explicará qué sucederá después. Yo me reuniré contigo cuando tu hija ya esté contigo. Así que... mis mejores deseos, espero que todo salga bien.

Una sonrisa osciló en sus labios durante unos segundos y luego la abandonó. Los documentos quedaron abandonados en el mueble del delgado televisor en la pared contraria. Y cuando se marchó cerró la puerta detrás de él. Sólo cuando estuve nuevamente en soledad fui a tomar asiento a la cama y volvió a tomar mi teléfono, esta vez llamé a Lindsey.

— ¡Gerard! —gritó en cuanto se abrió la línea— Bryar acaba de avisarme, Steve, Kitty, Jimmy y su novia, espera, quiere decir hola- —un agudo saludo se escuchó entonces, al parecer estaba diciendo "hola" en japonés— Te dijo 'hola' en japonés —me explicó Lindsey—. Ella es Chantal, es súper agradable y, oh, también quisieron venir Mark y Tom, pero ellos llegarán más tarde porque estaban en Florida y tomaron un vuelo, uh, nosotros llegaremos dentro de un rato a la clínica, ¿en qué habitación estás?

Gerard ・ frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora