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Lo , ahí sentado en su rincón.

En el de siempre, el de la esquina.

Leyéndose el libro y tomándose su café caliente de sobre, con un poco de azúcar y con más leche que café.

Siempre me quedaré con las ganas de saber porque lo pide para llevar si se lo toma allí.

Me fijo en él, en su perfecto labio perfilados con un toque rosado.

En su pelo alborotado por la lluvia y el viento del invierno.

Por sus ojos, esos ojos que brillan, esos ojos color café como el que se toma.

Café - Jesús OviedoWhere stories live. Discover now