Se encogió de hombros sin que le importancia superficialmente, aunque la herida que tenía por unos padres ausentes, que sólo
Veían el lado negativo de ella y sus constante recriminación por su concepción la destrozaban.

— no eran unos padres muy interesado en el desarrollo emocional de su hija, me la pasaba estudiado.

Agarro pasta con el tenedor mientras el dolor por el poco amor que había recibido en toda su vida le perforará el pecho.

Tomo un poco de vino para evitar llorar. Hablaron sobre como les a ido en su vida laboral, Madison intento evitar el tema de las amantes de su esposo, no estaba lista y no lo estaría para hablar de ello.

La cena fue estupenda, Leandros se había portado como un caballero, le contó historias, anécdotas sobre su adolescencia mientras viajaban en la limosina rumbo al hotel.

Estaba en la puerta, los dos se miraban y ella apretó las manos entorno al bolso.

— no puedo.... —empezó a decir– no puedo hacer lo que me pides Leandros, no puedo ser ese tipo de mujer a la que estas acostumbrado, una parte de mi sigue estando dolida por todo lo que viví a tu lado... Quiero vivir para mi, me hiciste mucho daño y... Lo mejor es el divorcio, lo siento pero no puedo convertirme en tu amante por un mes..

Las lágrimas salieron e intentó contenerlas pero no podía, el dolor era tan fuerte como si no hubieran pasado cinco años, le dolía como la primera ves.

Dejo que el la abrazara, se aferró al sacó y enterró la cara en su cuello, su colonia masculina le invadió, el recuerdo le hizo daño haciendo que llorara con más fuerza.

Cuando se hubo controlado se alejó, le dio un beso en la mejilla y entro a su cuarto, leandros le dedicó una sonrisa triste mientras cerraba la puerta.

Dejo su bolso en la mesilla de entrada, camino desanimada hasta la habitación y se dejo caer en la cama con el alma en un puño.

El teléfono de la suite sonó, se levanto y contesto.

— hola...

— Madison –la gruesa voz de Leandros perforo sus oídos y quiso llorar otra ves– mi abogado tendrá listo los papeles del divorcio mañana temprano, adiós.

— adiós...

Susurro cuando el ya había colgado, con cuidado dejo el teléfono en su lugar. Regresó a la cama, se hizo bolita mientras dejaba que todo la realidad cayera sobre ella.

Al día siguiente el abogado de Leandros le marco para que ella fuera a firmar los papeles, se arregló y fue a la empresa de su esposo.

El nudo que tenía en la garganta por toda las emociones que en estos momentos estaba sintiendo se le hacia horrible.

Al entrar por la puerta todos la miraron, camino con firmeza aún que por dentro quería correr lejos de ahí, las puertas del elevador se abrieron y entro, pulsó el botón de la última planta.

Este era el fin, ya no más estaría con el apellido Petronides, ya no sería la esposa de Leandros y jamás lo volvería a ver... Eso le dolió.

Salió del elevador y camino rumbo al despacho de Leandros, la secretaria le abrió la puerta y vio a su casi ex esposo parado sobre el ventanal enorme y el abogado acomodando los papeles.

El cuerpo le temblaba, el corazón le latía horriblemente, se armo de valor para entrar. El abogado la saludo y le tendió los papeles, le explico toda las cláusulas mientras ella leía.

— yo no quiero el dinero de mi esposo...

— lo siento señora, pero se exige que su esposo le de una compensación, es obligatorio.

— yo....

— sólo acéptalo Madison.

Su voz era como una tortura para ella, miro los papeles y no podía firmar... Se le había horrible y le dolía, trago saliva y miro a Leandros que parecía imperturbable.

Con mano temblorosa firmo, y el dolor estallo como una bomba en su interior, el abogado le explico unas cosas más y ellas se levanto rápido.

Los dos se miraron como queriendo decir algo pero los dos no se atrevían, le tembló el labio inferior, se había engañado diciendo que ya no lo amaba cuando la verdad era otra, seguía amando a Leandros con la misma intensidad.

Se le aguaron los ojos, se Fue de ahí llorando, pulsó el botón del ascensor ye te se abrió rápido, las lágrimas salían amares de sus ojos y vio a Leandros en el umbral de la puerta de su despachos.

— adiós...

Y las puertas del elevador se cerraron, dejo que las lágrimas le embargarán, sentía el alma en carne viva como el día en que perdió a su bebe.

Lloro como nunca lo hubo hecho, se agarro al barandal de la cabina, para no caer al suelo mientras se hundía en el dolor y la perdida.

Ya no era la esposa de Leandros, nunca más aunque una parte d ella deseaba seguir así, salió del elevador y todos la miraron, la vieron llorara mientras salía, paró un taxi y le dio la dirección entre el llanto, no disimuló su agonía, el chofer le dio un pañuelo y le dio las gracias.

Cuando una ves estuvo en su habitación se dejo caer la suelo con el alma rota, dolía por que ella seguía amando a Leandros como la primera ves, quería que el corriera hacia ella pero no sucedería.

Marco a su tía y le dijo todo, de como se sentía y por más que su tía intentó darle ánimos se sentía perdida sin su esposo.

Hizo sus maletas, pidió un taxi para que la llevara al aeropuerto, llego justo a tiempo y subió al avión, antes de subir por compelió busco su lo veía pero el no estaba, el labio le tembló y se adentró en el avión.

Sólo quería llorar pero no lo aria en el avión, lloraría estando en casa con su tía.

— adiós Leandros.

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Nuevo capítulo :) si algo está mal decirme, la verdad no iba a publicar ningún capítulo de ninguna novela no me siento bien pero decidí hacerlo en esta. Veré si subo mañana en las otras.

Voten y comenten si. :)

Una Segunda Oportunidad (Sin Editar)Where stories live. Discover now