Capítulo 1

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ANDREA

  Bufete de abogados Demidchik, 9:08 a.m

—¿Está segura señorita Smith?

Alzo la mirada de los folletos al hombre trajeado que espera una respuesta. Es mi abogado.

—Sí —digo firme —Quiero el divorcio.

Él asiente. —Muy bien, me haré cargo de ello. Hasta el próximo día.

Salgo del edificio con la cabeza bien alta y acomodo mis gafas de sol blancas. He tomado esta dura decisión, pero he tenido que hacerlo porque esto no ha ido bien desde un principio.

Entro en la primera cafetería que veo, un Starbucks. Pido un café con leche y me siento en una mesita lo más apartada posible de todo el gentío.

Miro el café algo aturdida, miles de recuerdos pasan por mi mente en este instante. No quiero recordar. No quiero arrepentirme de la decisión que he tomado.

Pero me es inevitable.

Mi Alex...

Trato de no llorar, trato de ser fuerte, pero me está costando más de lo que pensaba. Llegado el momento, todos nos derrumbamos, porque la armadura puede parar los golpes, pero también cuesta llevarla. Y la mía pesa ya demasiado.

Alex y yo hemos tenido más tormentas que arcoíris en nuestro matrimonio. Sin embargo, los buenos momentos con él siguen en mi memoria.

La boda, la luna de miel en Europa...

¿Por qué nos mira todo el mundo?

Alex deja la cámara a un lado para clavar su mirada en mí.

Quizás es por tu vestido tan sexy —murmura.

¡Alex! —le riño.

Él se ríe y me rodea con sus brazos.

Nuestra boda ha salido en toda la prensa. Es normal que nos miren.

Pues menudo por culo. No me gusta ser el centro de atención, excepto cuando voy guapísima y me imagino que camino por una pasarela.

Ya si me caigo o no es otra cosa de la que prefiero no hablar.

—Yo solo quiero intimidad para disfrutar de nuestra luna de miel —susurro tocando su paquete.

Está blanda. Mierda. Vamos, despierta.

—Intimidad, ¿eh? —inquiere mirando mi mano.

Estoy tocando su pantalón de pana blanco. Solo eso, lo juro.

Nunca me arrepentiré de haberme casado contigo —dice divertido girándome hacia él para estar frente a frente —Eres mala, y eso me pone.

Y tanto que si le pone. Su erección está presionando todo el pantalón.

Miro a nuestro alrededor, la gente pasa sin percatarse de que hay dos turistas metiéndose mano discretamente en plena Torre de Pisa.

—Quiero que me hagas el amor —murmuro.

Alex alza una ceja sorprendido.

El matrimonio implica problemas © (Editando) - Trilogía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora