Inspiración de por vida

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La amistad y los recuerdos son suficientes para construir una obra magnífica. ¿La 'friendzone' también?

Un cuento de Leyna Mei (@Ma-Jose-MB06)

En el muelle él notó que ella estaba congelándose, pero se seguía rehusando a la idea de ir a casa. Vio que sus manos estaban frías y sus dientes se juntaban en un tiritar molesto que ya lo tenía harto y sus ojos eran lo peor del asunto. Los ojos oscuros de la chica a su lado estaban fijos en la nada y sin sentimiento alguno. Ella podía estar viva en aquel momento, pero su mente y su alma estaban vacías y eso la daba por muerta de alguna manera.

—Algunas cosas no resultan del todo bien al final.

— ¿Qué?

Ella siempre hacía eso, soltaba una frase en medio de una situación extraña que lo confundía por completo. Entonces, él como el buen amigo que intentaba ser le preguntaba qué demonios significaba eso y como siempre ella solo hacía un gesto simple dejando ir el momento con su explicación. Esta vez, ella solo tosió y sonrió con la vista puesta en el océano oscuro mientras seguía temblando de frío y pareciendo muerta en vida hasta que las horas pasaron haciendo que se hartara de ver las olas chocando con la arena.

Luego juntó su inspiración y al llegar a casa, él escribió por unas horas que se le hicieron eternas, con el silencio de fondo y el sonido de las teclas siendo destrozadas por sus ideas. Se le pasó el tiempo, se le pasó la vida dejando fluir aquellas locuras que ella le había dejado.

En su escritura la hizo inmortal, bella y fuerte. La imaginó opuesta a lo que era en la realidad y le dio de qué aferrarse. Él le escribió un amor duradero que la hacía temblar entre quejidos nocturnos, le dio alas invisibles que la hacían volar por encima de sus problemas y la convirtió en lo que ella siempre debió ser, pero en lo que nunca y con total honestidad llegaría hacer.

Ella era su amiga, una persona rota por las circunstancias y que seguía siendo importante —para él—. Seguía sonriendo entre cada pensamiento malo que la destruiría de a poco. Ella era hermosa en mil y una maneras aunque no se daba cuenta porque odiaba mirarse al espejo.

Él escribió toda la noche luego de haberla dejado en su casa, sin frío y a salvo.

Probablemente ella nunca leería aquellas palabras que le había inspirado a su mejor amigo. Seguramente, él las editaría mil veces antes de sentirse satisfecho y ella nunca entendería por qué utilizó aquellas palabras en específico.

Pero para un escritor lo único que cuenta es el paso del tiempo que no se marca por manecillas sino por palabras. Importa lo que dice, lo que expresa, lo que siente y lo que deja ir... Lo demás aunque sea parte de su vida y se llene con su aliento no es más que el trasfondo de algo que no lo define y solo lo deja existir. Él escribió de ella, de su piel pálida y su frío mortal. Escribió porque sabía que no la vería de nuevo y ese fue el mejor regalo que le pudo dar.

Tinta y papel #1Where stories live. Discover now