Día 11 | La última foto

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—Pardiez, ¿me estás echando? —dijo Ryoma intentando hacerse el sorprendido.

Jade solo sonrió mostrando los dientes.

—Está bien, está bien —Ryoma giró sobre sus talones para irse.

Pero antes de que Jade pudiera reaccionar, el chico le había plantado un beso en la mejilla.
Luego salió corriendo.
En aquel momento, la cara de Jade y su cabello no se diferenciaban en color.
Las menores rieron disimuladamente.

—Hey, ¿de qué os reís? Jade tampoco podía disimular una gran sonrisa—. A ver, cambiemos de tema.

Jade se llevó las manos a la cara mientras seguía sonriendo.
Cuando se hubo serenado, volvió a la conversación.

—Rosie —la llamó Jade, alargando el sonido de la «i»—. Quiero ver una foto.

—Sí, venga Rosie —la animó Skie también.

Las compañeras de la pelicenizas esperaban ansiosas.
Rosie, con parsimonia, encendió la cámara —la traía colgada al cuello— y puso en pantalla la última foto que hizo.
Puso el aparato en manos de Jade.
Skie y Jade acercaron sus rostros a la pantalla de la cámara.
La fotógrafa formó una línea recta con sus labios en aquel momento. Sus ojos no habían parado de buscar por todos sitios.

—Mmm... —salió de boca de Jade.

—Rosie, ¿recuerdas cuando te dije que la foto de Riccardo de espaldas era una foto un poco extraña?

Rosie asintió con la cabeza. Sus párpados permitían ver solo la mitad de sus iris.

—Pues esta la supera —concluyó Jade lo que estaba diciendo Skie.

Rosie sonrió un poco.

—Rosie, no estoy muy entendida en el tema de la fotografía. ¡Pero aquí se ve perfectamente que Riccardo estaba posando para la foto! Además, ¿por qué está empapado?

—Ayer llovió -dijo Skie mirando al cielo—. ¿Os pilló la lluvia?

—Pues sí —admitió la fotógrafa.

—No nos desviemos del tema —dijo Jade con los ojos cerrados y el ceño un poco fruncido—. Rosie, Riccardo estaba posando para la foto.

—Sí —respondió simple la peliceniza.

Skie miraba a Jade y a Rosie, alternativamente.
Jade iba a añadir algo, pero Rosie se adelantó.

—Riccardo no sabía para qué era la foto.

El párpado de la pelirroja temblaba ligeramente.

—¿Le pediste la foto? ¿Así sin más? —preguntó Skie mientras sonreía nerviosamente.

—Sí —dijo Rosie sonriendo.

• • •

Rosie apoyó la cabeza sobre el hombro de Riccardo.
Este ya había soltado sus manos y ahora se encontraban enredados en un silencio muy agradable.
¿Debían decir algo?
¿Acaso debían romper aquel silencio que se había asentado entre ellos?
Los silencios en la música son imprescindibles.
¿Por qué no en la vida real?
Ambos seguían sentados delante del gran piano.
El entrenamiento ya debería llevar unos quince minutos empezado.
Podían permitirse llegar un poco más tarde.
Y mientras, Rosie volvió a recordar.

Once fotos al capitán - Inazuma Eleven Go!Where stories live. Discover now