La hora bruja

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LA HORA BRUJA

Al final del día, el mar se va recogiendo en sus negruras. La hora bruja llega y el caminante, puntualmente, se detiene, y se confía al viento, como la más leve de sus arenas.

Con la luz del sol acrepusculándose a fuego lento, el mar se dilata sobre su disparatada, proverbial grandeza. El hombre se acuna sobre la playa, aniñándose en el nido del último sol.

Ahí siente el hombre el momento exacto en que el mar se feminiza, se convierte, digamos, en atlántica amante. Sin nada que perder, decide hablarle:

– Mar querida, de día me calmas y me colmas. No te puedo poetizar, porque antes de tocarte ya eres la metáfora de casi todas las cosas. Te miro y me pierdo en ti como un adolescente en los ojos de un gigante distante que altivamente le ignorase.

Silencio por respuesta, es cierto. Pero en un silencio verde y hermoso, como de algas luminiscentes; es el silencio de quien escucha atento. Así que el hombre prosigue:

– Ahora, sin embargo, me atrevo a pensar que te has compuesto un poco para mi mirada. Lo noto porque tus espumas se ensortijaron de repente, y porque tu nivel subió. Poco, es cierto, pero yo esas cosas las noto, ya me conoces.

Y es cierto. El mar, ahora transmutado en la mar durante el discurso del hombre, no responde, pero escucha atenta el tímido oleaje dentro del corazón humano. “Este bípedo es perspicaz, y sabe leer los diminutos signos de mi pelágica intimidad”, piensa la mar marina.

– Se me antoja, querida mar, que no te soy indiferente en este momento. Diría que mis palabras te han rebosado un poco, que estás transbordada, y si me apuras te diré que ese resplandor rojizo no puede ser cabalmente atribuido a ese sol último que ahora te deserta. Creo que te has ruborizado, Mar.

“Este tipo es realmente bueno, me las pilla todas…”, piensa la mar, que no ve el momento de que este sol rezagado se cambie finalmente de hemisferio y deje de revelar sus vergüenzas. “¿Le hablo o no?”

– Da igual, déjalo, maja. Me contento con saber que me escuchaste un ratito. Duerme bien. Mañana aquí me tienes a la misma hora, ¿vale? De mí no te vas a librar fácilmente, hazte a la idea.

José M. Parra

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⏰ Ultimo aggiornamento: Oct 21, 2011 ⏰

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