--Escucha Miguel, no le des el gusto a Anna de ver como te hundes, debes superarlo y seguir adelante. Todos estamos aquí para apoyarte, necesitas salir, rehacer tu vida, despejarte y dejar de culparte.

De repente él estalló, saltando de su silla y acercándose a mí, enfadado, cansado y frustrado. Dí un paso atrás, topando con la pared.

--¿¡Crees que es fácil!? ¡Ya van tres veces Juan! ¡Tres veces en las que me traicionan y mi corazón acaba roto! ¿¡De verdad crees que aún tengo ganas de sonreir!? ¿¡De verdad creer que aún tengo ganas de vivir!?--después de esos gritos vi que se calmó un poco, al parecer en parte se había desahogado, pero su última frase me había dejado pálido--Para entenderlo tendrías que estar en mi piel. La traición de la persona que amas quema como el infierno, es peor que el odio de un enemigo, incluso peor que la envídia del amigo--su voz se convirtió en un sombrío y amenazante susurro, haciéndo que un escalofrío peligroso me recorriese de pies a cabeza.

Me quedé callado sin saber que decir. Zarcort cayó de rodillas en el suelo, llorando y maldiciéndose a sí mismo de nuevo por ser un idiota, por no ser lo suficiente para ella.Rápidamente lo abracé y lo dejé desahogarse en mi pecho. No supe cuando la lagrimas ya estaban rodando por mis mejillas.

Y es que verlo así dolia más que ser apuñalado por una daga envenenada.

--Miguel, no insistiré en que sonrias, ya que es algo que tienes que hacer por ti mismo y no por obligación, pero quiero que sepas que pase lo que pase estaré contigo--tomé aire, escogiéndo las palabras exactas--Estoy aquí para resistir lo que tú no puedas, para ser tu apoyo cuando caigas, tus ojos cuando llores, tu corazón cuando se parte, tu amigo, tu hermano y todo lo que necesites--susurré contra su pelo albino--Desahogate, llora ahora pero sonrie mañana--ya no podía controlar mis palabras, las cuales fluían como el agua.

--¿Quién te ha enviado?, seguramente una fuerza superior me tiene compasión y ha enviado a uno de sus ángeles para cuidar de mí--dijo con cansancio y se acurrucó en mi pecho, ofreciéndome la imagen más tierna que han podido presenciar mis ojos--Tú eres mi ángel Juan.

Y por primera vez en días mi corazón encontró calma.

[...]

Narra Pedro

Estoy realmente preocupado, desde que vi a mi primo en ese estado no paro de pensar en toda clase de cosas horribles. Miguel era capaz de todo mientras estaba ebrio y dolido, incluso de suicidarse.

Ahora estaba sentado en el sofá del piso que comparto con Jose, mirando mi celular detenidamente, esperando a que Juan me llamase para decirme como estaba Miguel. Se había vuelto una costumbre desde que ocurrió su ruptura con Anna, llamar a Kronno y asegurarme de que mi primo estaba "bien".Hace unas cuantas horas Juan me dijo que Miguel estaba encerrado en su cuarto y no quería salir, como era costumbre. Estaba empezando a desesperarme, ¿y si le ha ocurrido algo?, tengo que ir a ver como esta.

Me levanté dispuesto a ir a casa de mi primo y Juan, pero sentí que alguien me cogía del brazo.Miré hacia atrás y vi a Jose, mi novio y compañero de piso observarme con cara seria.

--Jose sueltame, tengo que saber como esta-las lágrimas habían empezado a rodar por mis mejillas, estaba empezando a hiperventilar, no tardaría en sufrir uno de mis ataques de ansiedad.

--No--contestó rotundamente y me llevó hasta el sofá, sujetándome por los hombros--yo también estoy preocupado por Miguel, pero si vamos solo estorbaremos. Si hay alguien que puede sacar a Zarcort de esa depresión es Kronno--dijo acariciando mi espalda. Él siempre conseguía tranquilizarme.

--Aún así no puedo evitar preocuparme, es mi primo, joder, pero le quiero como a un hermano--bajé la mirada, llorando en silencio.

--Eh no te preocupes--sentí su cálida mano posarse sobre mi mejilla, incitándome a levantar mi rostro--Juan está con él, y si pasa algo estamos al lado. Solo, prométeme que te calmarás.Ahora mismo Miguel nos necesita, no podemos mostrarnos débiles, recuerda que lo hacemos por él--me dijo seguro, aunque sus ojos ya se habían cristalizado.

Insomnio [Zarcronno] [OS]Where stories live. Discover now