-¡Las mujeres nunca aceptan que se masturban!- gritó Kean.

-¡Es porque no tenemos la necesidad de hacerlo!- respondió Eleanor.

-¡Eso no es cierto! Algunas lo hacen otras no, pero los hombres lo hacen todos- respondí.

-"Existen dos cosas muy importantes en el mundo: una es el sexo, de la otra no me acuerdo." - Woody Allen.

-¡Profesor!- dijo Berlín.

-¡¡Eso dice aquí!!- se sonrrojó.

-¿Sabe cuál es el problema?- pregunté- Que Dios le dio al hombre un cerebro y un pene, y sólo suficiente sangre para que funcione uno a la vez- Entre comentarioas machistas y feministas acabó la clase con un proyecto que nos dejó Horan: Investigar el lema de alguna compañía de preservativos. Danielle, Edward y yo fuimos a esperar a Harry en la oficina de Sasha, quien ya estaba por explotar. Harry estaba terminando un papeleo. Sasha casi se le baja la presión de tanto que molestábamos en su oficina. Danielle botó el tanque de agua de la máquina de café, Edward giraba en la silla de Ginger por toda la oficina y yo, yo hacía origami con todos los archivos de la archivadora de Ginger. Por suerte, Caryol ya se había ido junto con Ginger.

-¡Danielle! ¡Deja de lamer eso del piso, no es chocolate! ¡Edward! ¡No orines en la taza de café de Caryol! ¡¡¡Jane!!! ¡¿qué estás haciendo?!- gritó alarmada.

-¿Quieres una?- le ofrecí una copia que salió de la fotocopiadora- Que bueno que hoy me vine de falda- me quité las bragas y volvi a subir a la fotocopiadora. Salieron como cincuenta copias de mi zona de Venus desnuda. Sasha se levantó.

-Voy por una aspirina- salió.

-Ya nos podemos ir a la...-Harry miró el desastre boquiabierto.

-¡¡Vamonos!!- Danielle, Edward y yo hicimos trensito y salimos bailando cha cha cha. Harry enllavó la oficina y salió detrás de nosotros. Él caminaba serio y educado detrás mí sobre la espalda de Edward mientras traía de la mano a Danielle. Llegamos a la casa. Danielle cocinó pollo a la plancha con salsa de soya, patatas y ensalada.

-Harry ¿Podemos ir a los bolos esta noche?- dijo Edward sentado en el sofá frente a la televisión, la cabeza de Danielle descansaba sobre su regazo, mínimo estaba escuchando las punzadas del purro de Ed, yo estaba horneando un pastel de limón.

-Claro, no vengan tarde- Harry se acercó a mí- Y nada de alcohol- advirtió. Me abrazó por la espalda y hundió su nariz en mi cabello mientras yo limpiaba con un paño la harina esparcida en el desayunador de mármol- Ton odeur est addictif- me besó el cuello apartando mi cabello.

-Не говорю по-французски, ублюдок - susurré.

-Lo siento, se me sale solo el francés- ¿Acaso me había entendido?- Al fin es el idioma del amor, me gustaría enseñártelo- ¿Amor? ¡Gracias por la oferta! Es más tentadora que una orgía con africanos purrudos pero no, gracias, pensé con sarcasmo- ¿Ya sabes que usarás esta noche?- susurró en mi cuello, mi piel se erizó, él metió sus manos bajo mi camisa acariciando mi abdomen mientras daba mil besitos en mi cuello.

-No estoy segura de ir a esa cena familiar. Es la idea más estúpida que has tenido- Soy bastante fina-...No soy una persona de etiqueta, menos de guardarme opniones.

-No me importa. Sé lo que eres, y no me averguenzo de ello- ¡Maldito!

-Yo sólo te advierto- sonó el cronómetro de cocina en forma de gallina y me di cuenta que el pastel de limón estaba listo. Me volteé y saqué el pastel del horno, olía a limón. Que raro se burló mi sicópata interna.

Mala Jane.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora