Te escribí un seis de octubre de madrugada...
Le pedí a la luna que alumbrara mi camino hasta tu cama, {tu reinado, mi conquista.}
Ella me miró a los ojos y carcajeó con pena,
me señaló la ventana de tu cuarto, ese que tantas veces también fue el mío,
me acarició la cara tristemente y se marchó,
la miré mientras se alejaba de mi,
con miedo a mirar tu ventana,
caminé hasta tu puerta, {mi barrera}, con la mirada en el asfalto,
llamé y abriste en seguida, despeinado y a medo vestir,
sonreí pensando en lo guapo que estabas recién levantado,
pensé en lo imbécil que era al mirar detrás tuya,
vi a esa morena fumando apoyada en tu hombro,
dejé caer al suelo la carta, {mi espada} y dí media vuelta sin decir nada,
oí como gritabas mi nombre, mi mote, nuestro mote,
me giré con las lágrimas a punto de diana {mis flechas}
te vi correr hasta mí, {Como caballo asustado}
me rodeaste con tus brazos, con tu olor, {mi primera herida}
te escondiste en mi cuello y lloraste, {como desertor}
me aparté de ti, {sacándome el puñal del pecho}
e inicié la retirada, con tu llanto de fondo,
{no te caigas,
no de nuevo,
me repetí una y otra vez.}
Pero mi corazón dió un bote al escucharte, {no me dejes, bicho}
caí de rodillas en el asfalto {mi derrota}
grité tu nombre, una y otra vez en la oscuridad, pero ya no estabas
miré a mi alrededor, estaba en el suelo de mi habitación, con el móvil en la mano,
{todo había sido mentira}
El mensaje fue borrado.