Estamos jugando al juego del ahorcado y este es mi primer fallo.

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Estamos jugando al juego del ahorcado y este es mi primer fallo.

Era una mañana de octubre y ella aún no le temía al amor, aunque tenía el bago recuerdo de sus pasadas derrotas.
La luna sentía celos de ella y de su mala costumbre de no mirarla cada noche, sedienta de sus ojos, decidió ponerle a él en su vida, quien sería la perdición de ella, aún sin saberlo.
La venganza se sirve fría, o eso dicen, pero la luna tenía tanto rencor, que la sirvió caliente, esperando paciente el momento justo a que se enfriara.

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