Capítulo 51: La segunda entrada

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— ¡Eres un maldito imbécil!—arrojo la ballesta lo más lejos que puedo, y como lo supuse, esta cae más que lejos del lugar en donde quería que cayera.

Camino hacia Alex abriéndome paso entre los demás que me observan desconcertados, pero a la vez, con una pisca de asombro.

—¿De qué estás hablando?—dice con naturalidad.

—No finjas—digo cuando estoy a dos pasos de él—. ¿Cómo pudiste?

Abre los ojos de par en par.

—No es lo que crees—eleva ambas manos al nivel de su pecho.

—Me hipnotizaste para que mi puntería fuera mala y luego me hiciste olvidarlo—la ira comienza a crecer dentro de mí, quería tomar una de mis flechas y sacarle los ojos.

—De acuerdo, sí es lo que crees pero...

—Ya quiero que encontremos la otra entrada a la cueva del Vamperus...—digo interrumpiendo sus palabras—. Yo misma te clavaré una estaca.

Lo esquivo y camino en dirección a casa hecha una furia.

Recuerdo de pequeña haber visto alguna de esas asquerosas películas de terror y haber tenido pesadillas por un par de semanas, las películas de terror son mi más grande trauma, jamás olvidaré la vez que vi aquella película sobre espejos macabros y no haberme mirado al espejo por un largo tiempo. En resumen, las películas de horror, me aterraban.
Obviamente, a mi edad, sería una verguenza que aún me asustaran, pero al menos en mi opinión, las películas de antes, de las épocas de nuestros padres o abuelos, son las que en verdad daban miedo, o en realidad merecían que la catalogaran como "Película de horror", ahora en cambio, es más terror psicológico y absurdo miedo que tratan de introducir a la audiencia. Lo cual logran conmigo.

—¡Sólo voltea!—repite esta vez más eufórica—. ¡Está detrás de ti inútil!... ¡Da la vuelta!—y como si la hubiese escuchado, la chica de la película voltea, para luego recibir apuñaladas—. ¡Demonios!...Está muerta—Jennifer señala la pantalla con total decepción—. Está...muerta—deja salir un profundo suspiro.

Yo en cambio, observo a la chica aterrada.

—Terminó—deja salir una risa seca observando los créditos.

—¿Quieren ver Espejos Siniestros?—pregunta Rihanna.

—¡No!—soy la primera en dar una respuesta.

Todos me miran extrañados.

—Vamos Sarah, es sólo una película, mi madre siempre me decía, «Cariño, nada de eso es real»—dice sonriendo con amabilidad.

—¿Y me lo dirás a mí ahora?—digo señalando con la mirada a los vampiros en la habitación que miran atentos la pantalla.

—Sí, creo que ese fue un pésimo ejemplo... ¡Pongamos la película!—exclama animada.

—Claro, sí... iré a mirarme al espejo por última vez—me pongo de pie mientras todos me miran burlones.

Camino en dirección al baño que se encuentra en la primera planta, y como dije, lo primero que hago es mirarme en el espejo, sólo que detrás de mí observo a alguien más.

—¿Qué diablos haces aquí?—digo, volteando con rapidez. Odio cuando hace eso.

—Quería hablar contigo—Alex, permanece de pie bloqueando la única salida.

—¿Y no podías hacerlo telepáticamente? Así me ahorro las ganas que tengo ahora de golpearte, lamentablemente no puedo hacerlo—esbozo una sonrisa falsa antes de volverme hacia el lavamanos y abrir el grifo.

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