1... Tu novio.

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Cuando despiertas luego de oír la alarma, un agradable olor es lo que te da la bienvenida a un nuevo día. Sabes muy bien de dónde proviene asi que te levantas y te diriges directamente a la cocina. Y ahí está él, preparando el desayuno. Cada mañana él te prepara la comida antes de que te vayas al trabajo y también te prepara tu almuerzo, ese que tanto te gusta. Una sonrisa se extiende por tus labios. Le llamas dándole los buenos días. Él al verte que le observas te saluda con una sonrisa.

-¿Dormiste bien amor?-te pregunta con la preocupación expresada en su rostro.

Tu le responde que mientras él este a tu lado siempre tendrás un buen sueño y un maravilloso despertar. Masato te observa con sus mejillas sonrojadas y eso te encanta, cada vez que tienes la oportunidad de sacar a flote su timidez no la dejas pasar. Porque lo amas y sabes que él también te ama, e incluso aún se pone nervioso cuando le coqueteas descaradamente.

Luego le ayudas con lo que falte en la cocina para desayunar, él agradece tu ayuda y te pide alistar la mesa. Cuando todo está listo ambos se sientan a la mesa uno enfrente del otro. Como siempre no puedes evitar verle fijamente, su imagen siempre te ha cautivado. Sobretodo ese lunar que tiene bajo de su ojo dándole un aire seductor, en el cual te es imposible no dejarte llevar.

Masato al darse cuenta de tu mirada, nuevamente se avergonzó y sus mejillas se tiñeron de rojo.

-Me pones nervioso cuando me observas así.-confesó. Por primera vez él admite lo que le haces sentir cada vez que le observas.

Te disculpas y prometes no volverlo hacer, obviamente estas mintiendo, nunca podrías dejar de hacerle sonrojar y mucho menos dejar de verle. Él debería saber muy bien que no cumplirías tu palabra.

-Sino comes rápido te atrasarás.- te dice sacándote de tus pensamientos.

Lo habías olvidado. Rápidamente acabas tu desayuno y te alistas para marchar. Él te ayuda, preparando tu maleta y dejando con cuidado el almuerzo en esta; siempre se encargaba que no lo olvidarás.

Antes de irte le agradeces y le besas en los labios. Nunca esperabas a que fuera él quien tuviera la iniciativa, te encantaba hacerlo a ti.

-Te amo- le dijiste al dejar sus labios, sonreíste.

-Yo también te amo- respondió acariciando tu mejilla- Que tengas un buen día en el trabajo.

Le agradeciste y antes de cruzar la puerta volviste a besarlo.   

Si Masato Fuera...Where stories live. Discover now