Capítulo 1: Es el Colmo

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Y por último, y no menos importante esta Nike Pennman… él sin duda es el chico perfecto para mí. Tiene unos ojos azules preciosos y rasgados; su cabello es lacio y a veces lo tiene corto o  a veces largo, pero igual no deja de ser perfecto; su cuerpo es delgado o fibrado, no sé, pero me encanta; dejando de lado su perfecto físico debo de hablar de su personalidad… es un nerd, es tan inteligente y eso me encanta ¿Quién no ama a los intelectuales? No creo fijarme nunca en un chico tonto, por más guapo que sea, no es lo mismo que un chico listo y guapo… como digo, Nike es la perfección. Su papá también es compañero de trabajo de mi papá así que desde la infancia que lo conozco. Si no me quedo con él lloraré tanto. Porque de verdad estoy perdidamente enamorada de él. Nunca se lo he demostrado… pero eso sí, somos mejores amigos y eso me hace pensar si algún día podríamos tener un cuento de Disney ¿Quién no quisiera un cuento de Disney? Aunque aparente ser una chica ruda y relajada a la vez, también quiero tener un cuento de Disney, claro que sin los vestidos, los tacones, los peinados, el maquillaje… nada de esas cosas que llevan las princesas… solo quiero a mi príncipe azul con ese mismo color de ojos… pienso que a Nike sólo le falta tener los ojos verdes para ser perfecto, ¡¿Pero qué estoy diciendo?! Como si yo fuera la chica perfecta. No. No lo soy. De hecho soy todo lo opuesto a lo que Nike quiere en una chica… así es, Nike adora a las chicas súper femeninas, que adoran arreglarse y cosas así... sí, lo sé, mi castillo de Disney acaba de derrumbarse en un temblor el cual bautizaré como “Realidad” sí, la cruda y triste realidad.

¡Otro jodido papel!

-        ¡ES EL COLMO! – grité enojada al sentir otro papelito húmedo en mi nuca.

Me puse de pie, y como me lo prometí internamente, tomé a Joseph de su camiseta y lo tiré al suelo de golpe.

Muchas carcajadas no tardaron en escucharse, eso me agradaba, impuse respeto… pero al profesor no le gustó mi acto. Me miró enojado y no tuvo qué decirme nada, ya sabía qué debía hacer yo.

Tomé mis cosas haciendo un quejido interno y me dirigí a la salida, pero no antes de tomar el reporte que el profesor anotó en esos momentos… detención, allá te voy, pero no antes de hacer mí visita al director como debe de ser. Bueno, siempre lo veo, no debería de sorprenderse que me vea allí.

En el camino iba golpeando mi mochila por todos los casilleros que estaban en los pasillos. Escuché unas ruedas, sabía que era Peyton. Levanté la mirada y la vi a ella, estaba apurada… se le hizo tarde. A pesar de eso, se detuvo y me dirigió la palabra.

-        Hola, Taylor ¿Cómo estás? – me dijo con una sonrisa, luego miró mi mano que tenía el papel azul que significaba detención e hizo una mueca - ¿Detención? – yo solo asentí con una sonrisa de lado - ¿Joseph? – preguntó alzando una ceja.

-        ¿Quién más?- le dije con ironía. Era normal que me castigaran todo el tiempo y todo por culpa de él.

-        Un día de estos hay que hacerle una broma muy pesada – dijo ella con una sonrisa diabólica.

Mi Vida No Es Un Cuento de DisneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora