Capítulo Uno

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He vuelto a la ciudad en donde hice cosas que me arrepiento pero también me siento orgulloso por algunas de ellas. Sin embargo no he vuelto solo, a mi lado se encuentra una gran chica que me ha apoyado en la mayoría de las cosas siendo buenas o siendo malas. Llevo junto a ella casi dos años y sinceramente me la he pasado de lo mejor.

Tengo miedo de volver a encontrarme con ella después de tres años sin verla, tengo miedo de cómo reaccionar y tengo miedo de alejarme de Mara, mi novia.

— ¿Podemos ir antes al súper mercado? —ella preguntó—. Quiero comprarle algo a tu madre, quiero darle una buena impresión.

—Te he dicho que no es necesario— volví a repetir. El semáforo estaba en rojo y aproveché para mirarle a los ojos, Mara me sonrió y suspire asintiendo levemente con la cabeza. —. Cariño con presentarte como mi novia ante mis padres es suficiente, ellos te adoraran.

—Aún no entiendo como nunca hayas presentado a una chica como tu novia. Siento que me mientes al decirme que soy la primera.

—Eres la primera a quien presento con todo el amor del mundo a mis padres.

Pero dude al decir aquello porque no estaba seguro de que las palabras que dije eran sinceras, aunque Mara se parece demasiado a Sofía, ambas tienen sus diferencias. Aquellas diferencias que me volvieron y me vuelven loco.

— ¿Quieres que entre contigo? — cuestione y ella negó.

—No, iré sola. Sólo compraré algún par de rosas y regreso.

Después de diez minutos Mara regreso al auto, llevaba entre sus manos un par de rosas rojas. La opción de vivir nuevamente con mis padres era algo que no me apetecía mucho pero tendría primero que conseguir un par de dinero para poder rentar un apartamento nuevo.

Aparque el auto afuera de la casa y ambos salimos caminando hacía la puerta, cogí de su mano tomándola de sus mejillas, me acerqué para darle un beso en los labios, ella me sonrió y asintió indicándome que era tiempo de entrar.

Mi padre nos recibió con un abrazo a ambos, entramos y miré a mi madre desde la cocina, ni siquiera se había tomado la molestia de venir a saludarnos.

No creí que fuera un buen momento de presentar a Mara como mi novia ante mis padres, subimos a mi habitación y ella comenzó a desempacar las cosas de ambos. Volví a la cocina sosteniendo el ramo que Mara le había comprado hace un par de minutos, me acerqué a mi madre que se encontraba partiendo algunas fresas, coloqué aquellas flores en la mesa y le miré.

—Si gustan el desayuno está listo, pueden comer antes de irse a sus clases.

— ¿En serio? ¿Después de tres años llego y me dices que el desayuno está listo? Te he cumplido lo que querías, he traído a una chica como mi novia. ¿Qué acaso no te pones feliz?

—La chica a quien trajiste un día, ella era la indicada para ti José ¿Por qué la dejaste? Ella vino varias veces a buscarte, ella entraba a tu habitación y yo la escuchaba llorar.

—Sofía es pasado, necesitas olvidarla porque ahora Mara está aquí.

— ¿Tu la olvidaste?

Le miré a los ojos, porque sinceramente no tenía ni una idea si había olvidado a Sofía. Una parte de mi lo había hecho pero la otra aún la extrañaba y quería que estuviera a mi lado. Sin decir una palabra más volví a mi habitación.

— ¿Lista? — dije y sonreí —.  Desayunaremos en tu nuevo instituto, mamá no se siente muy bien. No conozco nuestra nueva escuela pero créeme que te encantará.

Losing you » Jos Canela [e.i.2]Where stories live. Discover now