— Sabes completamente que no hay nadie —dijo Lindsey, y bueno, tenía razón—. No seas tonto. Ese tipo está enamoradísimo de ti, es demasiado notable. Y tú estás enamoradísimo de él. Tus inseguridades no tienen lugar aquí.

— Pero... es que todavía no me lo creo —suspiré—. Él es... es todo lo que alguna vez imaginé en alguien y... ya sabes cómo apareció en mi vida y ¿Qué probabilidades habían de que algo así pasara? Menos de cero, estoy seguro. Y pasó y es el mejor y... me da miedo despertar un día y descubrir que todo era producto de mi imaginación. No lo soportaría.

Lindsey no dijo nada, quizás había dilemas en su cabeza también. En silencio la vi terminar con la ensalada mientras yo me encargaba de disponer los tenedores, vasos y la botella de jugo. Últimamente la naranja era mi mejor amiga. Tomamos de asiento uno junto al otro y con lentitud comenzamos a comer. Realmente sabía bien, aunque la cebolla me dio un mal sabor casi al instante e intenté evitarla con mi tenedor. Últimamente era más sensible también a ese tipo de cosas. Sabores fuertes, olores fuertes o texturas desagradables, todo me enviaba de regreso al retrete. Y realmente era incómodo estar de rodillas con un inmenso vientre a cuestas. Pero Frank estaba conmigo, y me daba caricias en la espalda y luego me ofrecía un vaso de agua para enjuagar mi boca. Sin importar qué hora fuera, sin importar qué tan cansado u ocupado estuviese.

— Como sea —suspiré finalmente—. Ha sido genial, ¿sabes? Quiero decir... cuando recién me enteré pensé que todo esto del embarazo iba a ser un total infierno y súper traumante y todo eso, pero... Frank ha hecho que sea diferente. Es como... ha hecho que sea tan bonito y tan mágico y...

— ¿Y te dan ganas de tener otro? —ella me interrumpió, yo puse los ojos en blanco.

— No... no lo sé —dije—, pero quiero ser un buen padre... tener todo el tiempo del mundo, ser totalmente dedicado a mi hija. Quiero... bueno, siento que será tan amada por todos y realmente estoy ansioso por que llegue. Frank será un excelente padre, lo veo tan ansioso.

— Todos estamos ansiosos por su llegada —murmuró Lindsey—. ¿Qué tal tu madre y tu hermano? ¿Has hablado con ellos?

Yo negué. Ellos no habían vuelto a llamar y luego de charlar largamente con Frank decidí que no los necesitaba realmente en mi vida. Había estado todo este tiempo totalmente solo y había estado bien, y ahora ya no estaba solo e iba a seguir estando perfectamente. Aunque no podía evitar extrañarlos.

— Se acerca Halloween —dijo Lindsey después de un rato de incómodo silencio— ¿tienes idea de qué vas a hacer para esa fecha? Los chicos quieren organizar otra fiesta, pero no creo que puedas ir.

— Tengo que idear algo más —respondí luego de beber un sorbo de jugo—. Es el cumpleaños de Frank.

— ¿Cumple años en Halloween? —preguntó, yo asentí— Asombroso.

— Si se te ocurre hacer algo para más de dos personas avísame y estaré contigo, ¿Está bien? Ahora... tengo que irme porque se me hace tarde y Steve me está esperando para ir a buscar a su hijo a casa de su ex mujer. —Dijo poniéndose de pie. Yo lo hice también— Cuídate muchísimo, cuida a mi sobrina, cuida de Frank. Te llamaré o hablamos, o no sé. ¿Soy libre de venir cuando quiera?

— No cuando quieras... —dije en susurros, hace rato el agua de la ducha había dejado de caer— A veces Frank y yo estamos ocupados.

Ella rió.

— Bien, bien. Entonces avisaré. Hasta pronto, Gee.

— Hasta pronto.

No fue necesario enseñarle el camino a la puerta porque lo encontró ella misma. Decidí lanzar a la basura el resto de la ensalada y luego de beberme el resto de mi vaso de jugo fui a lavar mis dientes en el baño del pasillo. Estaba mirándome al espejo cuando alguien apareció en el reflejo, apoyado en el marco de la puerta.

— ¿Así que soy súper cálido? —Frank movía sus cejas de forma burlona.

Y nuevamente mi rostro se incendió. Lo froté con mis manos un par de veces y luego me giré, apoyando mi cuerpo contra el lavabo, con ambas manos abrazando mi vientre. Y aunque estaba increíblemente avergonzado, no podía evitar sonreír.

— Un poco —dije presionando mis labios en una fina línea— ¿Qué más escuchaste?

— Oh... —suspiró Frank, acercándose con paso lento hacia mí. Sus dos manos fueron a apoyarse contra el lavabo a mis costados y su delgado cuerpo se presionó incómodamente contra mí, y aunque quizás habría sido una buena idea pedirle que se quitara, definitivamente no quería hacerlo— Lo suficiente.

— ¿Lo suficiente?

Él asintió.

Se alzó levemente para alcanzar mis labios e iniciamos un agradable beso que se quebró con demasiada prisa para mi gusto. Relamí mis labios lentamente, con los ojos fijos sobre los suyos. Y él sonrió una vez más.

— Gerard, ¿quieres ser mi novio?

Sonreía de medio lado, parecía estar poniéndome a prueba. Aunque su voz tenía el nerviosismo justo que revelaba que todo era bastante cierto. Mordí mis labios ligeramente y luego de un necesario silencio para añadirle tensión a la escena, asentí.

— Claro que quiero —respondí contra sus labios.

Y realmente pude ver cómo sus ojos brillaban.

Gerard ・ frerardWhere stories live. Discover now