La Selección

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Los botes se movían gracias a la suave brisa que corría aquella noche, la misma que hacía mover el cabello de Emma de vez en cuando. Ella no prestaba atención a los murmullos de los demás niños sobre la casa en la cual serán seleccionados, o lo nerviosos que estaban de dicha selección, estaba maravillada por el castillo que se asomaba, impotente, ante ella.

Hogwarts era hermoso, como esos castillos dónde la reina Elizabeth reinó en Inglaterra, pero mejor. Cuando llegaron a la orilla el gran hombre los acompaño hasta la entrada donde tocó la puerta un par de veces. Al instante el mismo mago que visitó su casa días atrás salió con una sonrisa.

-Yo los llevo desde aquí Hagrid, gracias.-dijo el profesor Longbottom.

-Por supuesto profesor,-dijo Hagrid, el hombre enorme.-Suerte chicos.

Ella junto con los demás chicos que estaban con ella, incluso los del tren que estaban con ella, todos se quedaban boquiabiertos mientras veían el interior del castillo.  Emma se pellizcó el brazo porque pensó que estaba viviendo un sueño lúcido. Era bastante extraño saber que allá afuera existía un mundo totalmente diferente al de ella Pero ahora era este su mundo.

-Deben saber de la existencia de las cuatro casas de Hogwarts-comentó Neville-Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin.-enumeró diciendo la última con cierto temor-El Sombrero Seleccionador será el encargado de decidir ese camino. Y esa casa será su familia por el resto de los años de su estadía en el colegio. Si ustedes o algunos integrantes de su casa infringe alguna regla se les quitarán puntos y estarán más lejos de ganar La Copa de Las Casas. Ayuden a su casa, participen en clases, hagan un buen servicio con la escuela, y serán premiados con puntos para sus casas, podrían ganar la Copa si juntan más que las demás.

Emma lo pensó. Por ella seguiría todas y cada una de las reglas al pie de la letra, pero no podría responder si sus compañeros de casa hicieran estupideces y perdieran puntos. Tenía que ser extra inteligente y astuta para ganarlos de nuevo.

-Así que alumnos-dijo el profesor abriendo las grandes puertas, ese debía ser la entrada el Gran Comedor, Emma lo había leído en aquel libro, La Historia de Hogwarts.-Su hora llegó.

Era enorme, e increíblemente hermoso. El techo era el cielo nocturno, velas flotaban alrededor de este. Habían cuatro mesas formadas paralelamente y una quinta frente a las demás, de manera vertical, era la de los maestros. En las cuatro mesas estaban las diferentes casas. Los colores amarillo, verde, rojo y azul saltaban a la vista. En el fondo, cerca de la mesa de los profesores, habían cuatro relojes de arena, pero en vez de arena tenía piedras preciosas de cada color de las casas. Rubíes para los Gryffindors, Zafiros para los Ravenclaw, Esmeraldas para los Slytherin, y Ámbares para los Hufflepuff.

En el centro estaba Neville con un sombrero raído y viejo, de el se hizo una mueca y ojos y boca aparecieron de el. Era el Sombrero Seleccionador.

Emma tragó duro al verlo, sabía que su momento había llegado. Se sentía nerviosa y parecía no ser la única. EL chico que había conocido en el tren, Potter, estaba pálido. La chica Weasley, Rose, estaba moviendo las manos de manera nerviosa, su pie no dejaba de golpear el suelo con manía.

-Los llamaré-avisó Neville-Y ustedes vendrán, se sentarán y yo les colocaré el Sombrero y este les dirá su casa.-dijo sonriendo-Scorpius Malfoy.

Un niño extremadamente pálido avanzó entre los niños formados con una mirada seria, casi aburrida. Aunque Emma vio miedo. Todos estaban asustados.

El niño se sentó en el banco y el profesor Neville le puso el sombrero en la cabeza. Este se volvió a abrir y habló.

-Vaya-dijo con voz ronca-Esto si que es interesante.-el niño miró hacia arriba y sonrió un poco.-Un Malfoy bastante interesante, te esperan grandes cosas niño. ¡Slytherin!

Por las caras de los demás, Emma supuso que para un Malfoy  era normal que quedara en la casa verde. Había leído algo, no recordaba bien, pero sentía que los Malfoy eran típicos de aquella casa.

-Rose Weasley-llamó el profesor Longbottom. La chica dio un salto y avanzó con nervios. Se sentó y cerró los ojos cuando le colocaron el sombrero.

Este dio una risotada, Emma no encontraba la gracia.

-¡Pensé que había acabado con los Weasley!-dijo él. Emma no evitó reírse, le habían contado que esa familia era bastante numerosa.-Es más que obvio niña, eres igual a tu madre, ¡oh tu madre! Una de las mejores alumnas de este colegio. Serás igual de grande que ella en la casa de ¡Ravenclaw!

Emma aplaudió junto a la mesa azul, los cuales estaban encantados con la nueva incorporación a la casa. 

-Albus Potter-llamó después de un rato Neville.

Su selección tardó algo más de veinte minutos. Emma estaba enojada porque tenía hambre y ese niño estaba atrasando la selección y por ende, la preciada cena.

-¡Slytherin!-gritó finalmente el sombrero. Ella rodó los ojos ante tal veredicto, su hermano, James, ya lo había dicho. Albus Potter estaba destinado a Slytherin.

-Emma Thompson-llamó Neville. Ella dio un suspiro de alivio. Ya no estaba nerviosa, quería sentarse y comer de una buena vez. Le pusieron el sombrero y ya con la paciencia al borde de perderla esperó el veredicto.

-Ay niña-se quejó el sombrero-Eres muy malhumorada-dijo y todos rieron. Ella se sonrojó y maldijo entre dientes al sombrero. Este rió-¡Ya sé en dónde ponerte! ¡Serás una gran Slytherin!

Parpadeó. Eso había sido relativamente rápido.

Se sintió satisfecha. Ya podía comer en paz.

𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 𝐂𝐮𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora