¡Quiero ser pirata!

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Casi no oyó el "de nada" que salió de los labios de su rival debido al tumulto que se estaba formando al principio de la fila: habían quitado la cadena y ya podían entrar al espectáculo de piratas.

-¿Os queréis sentar con nosotros? -las palabras salieron de su boca sin pensarlo y se arrepintió al momento de ellas. ¿Porqué iba a querer Pablo sentarse con él y su hija si había muchísimos sitios libres? Para restar un poco de incomodidad al momento se agachó frente al niño que había traído Pablo y le colocó las orejas de Mickey que había llevado él hasta hacía un momento. 

Desde esa posición levantó la mirada hacia Pablo, que le sonreía con la sorpresa en sus ojos. Iglesias asintió con la cabeza a su pregunta y cogió de la mano al niño.

-Me llamo Miguel, encantado. -el pequeño extendió la mano libre y Albert se la estrechó respondiendo con su nombre. 

Se levantó y agarró a su vez la mano de Daniela, entrando al recinto y buscando unos sitios desde los que se pudiera ver todo sin llegar a mojarse en caso de que salpicasen al público. Casi no hablaron durante todo el espectáculo, pues los niños se pusieron entre los dos y monopolizaron toda la conversación, además, el show que dieron los piratas fue tan increíble que no pudieron despegar la vista del barco en ningún momento. El final fue lo más espectacular:  el capitán del barco salvó a la muchacha de los caníbales y ambos se tiraron al mar desde un acantilado, desapareciendo unos segundos bajo el agua. La tensión se podía cortar con un cuchillo y toda la grada aguantaba la respiración, preguntándose si la pareja había sobrevivido o eran pasto de los cocodrilos. 

Albert miró de reojo a Pablo y se encontró con que este desviaba la vista hacia el lugar donde habían desaparecido el capitán y la joven. "¿Me estaba mirando?" se preguntó el catalán, confuso. No pudo darle más vueltas ya que los gritos estallaron a su alrededor: la gente se levantaba y aplaudía hacia la piscina donde en ese momento el capitán y la muchacha estaban siendo rescatados por el barco pirata. Albert pasó el brazo por la espalda de su hija, protegiéndola para que nadie le hiciera daño en el furor que se había desatado. Afortunadamente todo el mundo se calmó al poco tiempo y se dedicaron a aplaudir a los actores, al igual que el pintoresco cuarteto compuesto por Pablo, Albert, Miguel y Daniela. 

-¡Papi, de mayor quiero ser pirata! -la pequeña tiraba de la solapa de Albert, quien la había cogido en brazos para salir del recinto. El líder de Ciudadanos se rió y le acarició el pelo dándole un beso en la frente. -De mayor puedes ser lo que quieras, cariño.

-¡Pablo, yo de mayor quiero ser caníbal! 

-Me temo que eso no es posible, Miguel, pero siempre puedes ser pirata como Daniela. -Iglesias apretó la mano del hijo de sus amigos y guiñó un ojo a la hija de Albert. La niña se rió y susurró algo a su padre al oído. Albert, más relajado que al principio, se giró hacia los dos y sonrió con una de las sonrisas que solo se permitía en su entorno privado, una sonrisa sincera y libre de estrés.

-Daniela quiere ir a Peter Pan's flight, ¿os apuntáis? 

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¿Deberían ir? Rivera no parecía ir con nadie y si él iba a aguantar todo el día en Disneyland necesitaría una conversación adulta para no acabar vomitando con tanta felicidad prefabricada. Miró a Miguel, al fin y al cabo aquella era su decisión, y el niño asintió con muchas ganas.

-Iremos con vosotros, pero... -sacó el mapa y localizó la atracción -está un poco lejos, tenemos que ponernos ya en marcha. -indicó a Miguel que no se separara y empezó a andar con Albert llevando a Daniela en brazos y pisándole los talones. Algo de lo que leyó le hizo sonreír y, poniendo la voz que reservaba para Fort Apache, empezó a hablar en voz alta -Monta en uno de los barcos voladores de la flota mágica de Peter Pan y recorre 16 escenas desde la ventana de la casa de la familia Darling hasta los cielos de Londres, para continuar por la segunda estrella a la derecha hasta llegar al País de Nunca Jamás donde encontraremos... -hizo una pausa dramática y miró a sus tres acompañantes, comprobando con satisfacción como le escuchaban atentamente. Bajó el tono de voz, intentando imitar a los actores de la obra de antes y cerró el puño derecho, engarfiando el dedo índice y acercándolo a la cara de Miguel -¡...al capitán Garfio!

Daniela pegó un gritito y se aferró al cuello de su padre. El repentino cambio en Pablo le había asustado y escondió la cabeza en el hombro de Albert. 

-¿Pero tú no querías ser pirata? -preguntó el catalán entre risas. -Anda, no te asustes, que Pablo lo ha hecho para hacerte reír.

-No sabía que íbamos a tutearnos, Albert. -una sonrisa se formó en su cara mientras decía esto -Pero si vamos a pasar el día juntos es lo mejor que podemos hacer. -la confusión apareció en los ojos de Rivera mientras acariciaba la espalda de su hija para tranquilizarla.

-¿Cuándo hemos decidido que íbamos a pasar el día juntos?

"Mierda."


When you wish upon a starWhere stories live. Discover now