La típica frase de mi madre; con la vergüenza no se va a ningún lado blah blah blah...
Yo soy vergonzosa, y mucho, pero no me desagrada serlo, es decir me gusta como soy.
Una de las veces que más he pasado vergüenza ha sido (es un cliché) cuando iba por la calle y un chico pues empezó a "saludarme" y yo pues como una tonta le saludé luego cuando me di cuenta, detrás mio estaba su amigo y yo estaba en plan TIERRA TRAGAME.
Seguí caminando hacia delante sin mirar atrás, pero el que saludaba me cojio del brazo y...
-Hola, soy Damon y él es Stefan.-Ohh... emm... yo soy Elena.-seguro que parecía un tomate.
(No me matéis, solo que no se porque he pensado en crónicas vampiricas).
-Mira, esta noche hay una fiesta aquí al lado, si quieres venir, estas invitada.-y me entrego un papel con una foto muy rara y el nombre de la calle donde se hacía la fiesta.
-Esta bien, ¿puede venir una amiga?
-Por supuesto, y si esta tan guapa como tu todavía mejor- dijo ahora el amigo.
A lo que Damon le dio un pequeño empujón- callate idiota- volvió a girarse a mi con una sonrisa de oreja a oreja.
Vaya, era.. era bastante guapo, sus ojos...
-Bueno, espero verte por alli- y me sacó de mis pensamiento.-Dalo por hecho- sonreí y di media vuelta para seguir caminando por donde iba.
Llame a mi mejor amiga Caroline y se lo conté todo, le dije que me pasara a buscar a las diez ya que la fiesta empezaba a las diez y media y teníamos que encontrar el sitio.
A veces, de un momento malo, puede que pasen cosas buenas.
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No se que nombre ponerle a esta historia.
RandomHistorias cortas que salen de mi mente sin ser llamadas, historias de todo tipo, pero sobre todo de amor, creo en el amor, pero también creo en la frase que del amor al odio solo hay un paso, y viceversa. Adelante, empieza a leer.