Cerebros Evolucionando

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Personajes:

STÉFANOS, doctorando y becario de investigación.

GREGORIUS, doctorando y becario de investigación.

Nota:

doctorando/da: Persona que se está preparando para obtener el grado de doctor, es decir, que está realizando su tesis doctoral.

Escenario:

Un laboratorio de investigación biológica. Dos poyatas en forma de ele, abarrotadas de instrumentos: una campana de flujo laminar, centrífugas, pipetas, un pH-metro, una placa de electroforesis, cajas de guantes de látex a medio gastar, rollos de papel, estantes y anaqueles atiborrados de fotocopias, páginas garabateadas, cuadernos, libros y frascos con soluciones salinas. En una esquina, dos pantallas de ordenador muestran complejos gráficos. A través de los ventanales se observa la noche; la luces de la ciudad al fondo y los faros de los coches pasando por una autopista de circunvalación. Tras un largo día en el laboratorio, Stéfanos y Gregorius charlan sentados en sillas giratorias con ruedas, ambas con el respaldo y los brazos bastante desgastados. Stéfanos es alto y delgado, con el pelo rizado que pide a gritos la atención del peluquero. Viste vaqueros, sandalias y una descolorida camiseta con la tabla periódica impresa. Gregorius es bajo y regordete, con una alopecia bastante avanzada, viste pantalones beige que hace mucho desde la última vez que se plancharon, deportivas que una vez fueron blancas y el pico de la camisa le asoma por el cuello del jersey. Ambos llevan gruesas gafas con montura de plástico oscuro y batas blancas, bastante arrugadas y con algunos lamparones. Del frigorífico donde guardan reactivos y muestras biológicas han sacado un paquete de seis cervezas. Ya se han bebido la primera, las botellas vacías descansan junto a la microcentrífuga, y van por la segunda. No hay nadie más en el laboratorio.


ACTO I (y único)

STÉFANOS.- La evolución es una ingeniosa chapucera. Usa lo que tiene a mano para darle nuevos usos, si es que puede. La evolución es una gran aficionada al reciclaje.

GREGORIUS.- El ejemplo de las plumas de los dinosaurios, ¿no? Que aparecieron como un sistema de termorregulación y acabaron sirviendo para volar en las aves.

STÉFANOS.- (asintiendo) Por ejemplo. Nuestros cerebros serían otro claro ejemplo. Utilizamos para actividades modernas circuitos cerebrales antiguos que surgieron con otros fines.

GREGORIUS.- (levanta la cerveza en un simulacro de brindis) Elabore un poco más su hipótesis, cuasi-doctor Stéfanos.

STÉFANOS.- La lectura, mi querido colega y cuasi-doctor Gregorius. Una actividad que los humanos han desarrollado en los últimos siglos. Un suspiro si lo comparamos con los ciento cincuenta mil años de existencia de la especie. De hecho, en un artículo recién aparecido en Trends in Cognitive Science, una tal Carolyn Parkinson afirma que los cerebros humanos no han evolucionado para leer, pero que leemos reciclando los engranajes neuronales que evolucionaron para procesar caras y objetos.

GREGORIUS.- De lo que se deduce, como bien acabas de decir de forma implícita, mi docto colega, que el reciclaje evolutivo de estructuras cerebrales posibilitó el surgimiento del lenguaje en los humanos, y por ende de la cultura.

STÉFANOS.- En efecto, estimado colega. Y no sólo estructuras neuronales. Las hormonas también jugaron un papel importante. Así tenemos la oxitocina o la vasopresina, que en principio servían para regular el comportamiento reproductivo de los mamíferos, mediante el refuerzo a través del placer de las relaciones macho-hembra y el cuidado de las crías. En los humanos, y también en otros primates, estar hormonas han servido para fortalecer relaciones sociales, lo que ha favorecido la colaboración entre individuos sin lazos de sangre, aspecto sin el cual no hubiese sido posible el desarrollo de la sociedad.

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