El comienzo.

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 Thomas siempre fue el chico que no podía pasar largos lapsos junto a personas porque se aburría fácilmente, pero si se trataba de él frente a un lienzo junto con algún tipo de pintura era todo lo contrario, podía pasar horas y horas creando y plasmando sus ideas en aquel trozo de tela.

Con el arte sentía esa conexión que no había podido conseguir con ninguna persona, y eso lo fascinaba. Quizás era porque eso era su único escape de su dura realidad, la cual apestaba de gran manera. Era el segundo hijo de un matrimonio sin amor, que funcionaba solo por el dinero, al ser el menor y el único que seguía viviendo bajo ese techo ya que su hermano mayor se había marchado apenas cumplió los 40 con su novia del momento; Thomas era el blanco de los golpes de su padre cuando este venia alcoholizado de su ronda nocturna de trabajo. pocas veces veía a su madre ya que ella permanecía fue de casa la mayor parte del momento con sus amantes.

Todo esto llevaba a Thomas a aferrarse cada vez mas a sus pinceles siendo estos su única cosa buena en realidad. la única que lo reconfortaba.

Al cumplir los 21 años, tomo la mayor decisión sobre su vida. Irse de ese hogar lleno de maltratos y desamor. tomo su ropa, sus mayores pertenencias depositandolas en una vieja maleta de terso cuero negro, sabia que con los ahorros que había juntado era capaz de llegar a New York y alquilar algún cutre motel al menos un tiempo hasta que consiguiera un trabajo.

Tomo sus cosas y dio un ultimo vistazo al que había sido su cuarto toda su vida, aspiro fuerte llenando sus pulmones de valentía y se dirigió a la salida.

Abrió la puerta de madera gastada y salio, ignorando los gritos de su padre, los gritos que contenían amenazas y un gran odio en cada letra que salia de su boca.

-¡Das un paso más y te juro que te moleré a golpes maldito!¡No eres nada sin mi estúpido malcriado!-Gritó furioso su padre desde la puerta. más Thomas solo hizo oídos sordos caminando por la acera. Hoy había comenzado su verdadera vida su verdadero sueño.

•Una Semana Después

Había gastado casi todos sus ahorros en el viaje y en conseguir quedarse unas noches en un motel de mala muerte, pero no le importaba ahora sentía paz en su interior todo había acabado, se encontraba parado frente a un viejo y sucio espejo, que aun permitía reflejarse en el, abotonándose los últimos botones de su blanca camisa, estaba dispuesto a salir de ahí y no volver hasta que consiguiera un trabajo, se sentía muy optimista, debía serlo.

Tomo su celular, su billetera se dio un ultimo vistazo y salio predispuesto a todo. Camino unos minutos por las calles pobladas de la gran ciudad, mirando con ojos grandes cada anuncio luminoso y no tan luminoso, buscando con esperanza las palabras mágicas "Se busca empleado",

Había buscado por todos lados, de arriba hacia abajo sin tener suerte, -¿Acaso nadie necesita ayuda aquí?- se pregunto a si mismo. Resignado por no encontrar nada se disponía a volver a su cuarto alquilado, no pensó que seria tan difícil esto.

Iba tan metido en sus pensamientos que lo atormentaban sobre su decisión, que no presto atención por donde iba que termino doblando en la esquina equivocada, al notar que no veía los negocios que había visto antes se dio cuenta de lo que sucedía, refunfuño pero hubo algo que tomo su atención al instante de haber cruzado con sus ojos. "Se Busca Empleado Turnos Nocturnos" . Sin pensarlo ni un segundo cruzo la calle que lo separaba de aquel local de comida, decidido ingreso al interior, era un local antiguo pero muy bien cuidado, con una decoración vintage, tenia varias mesas esparcidas por el lugar acompañadas de bancos con una gran barra de cristal al final, todo el ambiente era armonizado por el dulce sonido que emitía una vieja rocola en una esquina, era un lugar con aires hogareños.

Tranquilo camino entre las mesas hacia el mostrador, donde se encontraba una figura masculina de espaldas.-Ho..Hola- pronuncio más bien como un susurro, que fue audible por el chico el cuál giro hacia él.

-Hola, que necesitas- musito aquel castaño de labios finos.

Thomas de repente había olvidado como formular palabras sin tartamudear en el intento.-Emm.. quería saber sobre el empleo que proponen en aquel papel del ventanal- Dijo señalando en cartel que descansaba pegado en el vidrio.

-Deberías hablar con Georgia, ella es la jefa, yo solo soy un empleado más pero si quieres le digo que estás aquí.-Sonrió amigablemente.-Estará contenta ya que le urge alguien nuevo aquí- culmino con la conversación girándose hacia la puerta por donde se perdió por unos instantes, segundos que Thomas uso para aspirar fuerte tratando de recoger algo de valentía para hablar con la que esperaba sea su nueva jefa.

-Pasa, ella te espera dentro.- Pronuncio el chico sacando de sus pensamientos a Thomas, este solo asintió con la cabeza y camino hasta la puerta por donde hace instantes apareció la joven, al entrar se encontró con una pequeña oficina, llena de cuadros en las paredes, con un pequeño escritorio color caoba en medio donde detrás de esta estaba sentada una mujer viéndolo fijamente con una diminuta sonrisa dibujada en sus labios.

-Pasa, siéntate por favor-rompió el silencio la mujer adulta.- Micke me ha comentado que llegaste preguntando sobre la oferta de trabajo.-Dijo sin sacar sus ojos ni un segundo del joven platinado.

-Así es señora, la verdad es que estoy muy interesado en esto y con sinceridad, lo necesito.-sentencio Thomas con seguridad sin quitar tampoco sus ojos de la mujer.

-Pues veras, necesitamos jóvenes con buena predisposición ya que tenemos turnos nocturnos, esto quiere decir que necesitamos un compromiso del cien por ciento con nosotros y obviamente son recompensados de la misma manera.-Dijo tranquila la mujer, explicándole pacientemente a Thomas como eran sus tratos. él solo asintió a cada palabra que escuchaba.

-Puede contar conmigo en todo, soy una persona de confianza y segura.-Dijo con firmeza que no sabia que poseía.

-Como te llamas joven?- Pregunto con curiosidad Georgia.

-Thomas, me llamo Thomas Levine.-Finalizo thom.

-Bienvenido al Café-bar Cheetah, Thomas.-Sonrió tendiendo su mano Georgia ante la cara de sorpresa que cargaba Thomas, sin pensarlo estrecho la mano de su nueva jefa. estaba Feliz.


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