— ¡Quiero cambiar habitación! —exclama Thomas con una sonrisa, tratando de separarse de Ryder —. Tengo el presentimiento que puedo salir violado.

—Tranquilo, perro —responde alejándose—, me gustan demasiado las mujeres como para cambiar de acera.

—Hablando de eso, ¿qué tal eran las chicas? — pregunta Thomas, mirando a Carter y a James — ¿Cuántas eran?

—No lo sé —responde este último poniendo una expresión pensativa —, pero más de tres. Y estaban muy buenas.

— ¡Perfecto! —exclama Ryder —Dos para mí y una para el perro —ríe mientras coloca el mantel sobre la mesa.

—Eso no me parece nada equitativo —dice Thomas mientras toma asiento arriba de la mesa, donde Ryder acababa de arreglar el pedazo de tela —. Pero acepto.

—Trato hecho.

—De eso nada, que yo también estoy soltero, capullos —dice James.

—Lo siento, James, no hay habitación para ti —se burla Thomas y se encoge de hombros —. Creo que vas a la caseta.

—En la caseta se hace muy bien, no te preocupes —le dice Ryder riendo.

—Y una mierda, la caseta es para los perros. O sea, para ustedes dos —ríe James señalandoles.

—Esa ha sido buena —rie Ryder.

La noche de diversión para los chicos sigue su curso durante horas, y tienen planeado disfrutar del espléndido paisaje y del hermoso lago durante todo el tiempo que estén en la cabaña. Mientras el dia desaparece en el horizonte, la negrura de la noche se hace presente con demasiada rapidez para ellos. Pero aún así, deciden disfrutarla a lo máximo.

Han recogido unas cuantas piedras y las han colocado en un círculo, junto al lago. Tras colocar varios palos y añadir un poco de gasolina para que prenda, encienden una fogata y se sientan alrededor.

Siguen bebiendo y festejando relajadamente, mientras la noche avanza. Tras unas cuantas cervezas y algunas copas más, a Thomas se le ocurre un juego a través del cual, podrán conocerse un poco mejor.

—¿Saben qué estaba pensando chicos? —pregunta mirándo a su alrededor mientras menea la cerveza en su mano —. Yo los conozco a todos, o bueno, más o menos. Pero creo que podríamos hablar un poco sobre nosotros, para conocernos más —propone —. Porque ya saben, pasaremos mucho tiempo juntos.

—Buena idea —dice Ryder —, ¿en qué habías pensado, perro? —pregunta dándole un calada a su cigarro mientras le mira, apoyado en uno de los troncos que hay en el suelo.

—Mira, yo te pregunto algo a ti, cualquier cosa —hace gestos con las manos para explicarse mejor —.Y tú tienes que contestar esa pregunta, ¡sin mentir! —los mira a todos amenazandolos —. Luego tú le preguntas a alguien más y así y así.

—No sé si fiarme de tus preguntas —responde mirándolo con desconfianza —, pero venga, dale. Pregunta.

Thomas sonríe de soslayo.

—Bien, comenzaré con algo simple —dice, mirándolo —. ¿Cuál es tu apellido perra?

—Esa es una pregunta estúpida, haz otra —responde poniendo los ojos en blanco.

—¡Oh vamos! No seas un cobarde —se burla Thomas —. Es solo un apellido, perra, ¿qué malo puede hacerte decirlo? La curiosidad me está matando —rie.

—Si te lo digo no lo vas a creer —. Se carcajea Ryder.

—Intentalo.

—Te daré una pista —Ryder se incorpora y le mira, haciéndose el interesante —. Es lo contrario al tuyo.

FRICTIONOn viuen les histories. Descobreix ara