Capítulo 12. Otra noche de lágrimas.

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Carraspeó. —Nada importante, mi teléfono estaba roto. Qué suerte que lo arreglé justo hoy, ¿cierto?

Sabía que mentía. —Mientes.

—No miento.

—Sí, lo haces.

Una tos nos interrumpió y la cabeza de Cecilia se asomó por entre medio de los asientos. —Chicos, no creo que eso sea lo importante ahora.

Nicolas me miró a mí y luego a ella. —Repíteme, ¿ella quién es? — la señaló.

—La hermana de la mujer que vinimos a buscar — contestó ella con amargura.

Nicolas suspiró. —Vuelve a decirme el plan.

—Tú y Lia entran allí y la buscan— mira a Nicolas. —Traten de acercarse pero no demasiado, no queremos levantar sospechas cuando saquemos las fotos o...— me mira. — grabaciones también pueden ayudar.

Nicolas negó con la cabeza. —Esto no va a funcionar, será demasiado obvio.

—No, eso queda en ustedes. Tienen que ser sigilosos —. Cecilia juntó sus manos—. Son las pruebas que necesitamos. Estoy segura que mi hermana está vendiendo drogas de nuevo. ¡Segurísima!

—¿Y si las cosas no salen bien? — pregunté yo con nerviosismo.

Cecilia suspiró exasperada. — Tendré que sacar mi última opción, un plan "b" pero... No. Eso no va a pasar. Conseguirán las pruebas, denunciaremos a mi hermana y Sabrina volverá con ustedes.

Nicolas y yo asentimos al mismo tiempo.

—¿Y tú? ¿Tú que harás? — le pregunta Nicolas a ella.

—Yo me quedaré aquí por si algo sale mal. Tengo que estudiar de todos modos, mañana tengo examen — dijo Cecilia encogiéndose de hombros y recostándose en el asiento trasero. Sacó algunas cosas de su mochila.

Suspiré y me pasé las manos por el pelo. —Bien, hagamos esto.

Nicolas y yo salimos de coche y desde afuera no se podía ver nada. Estaba completamente polarizado. Cecilia estaría bien oculta. Abracé a Nicolas antes de entrar.

—Gracias por ayudarme con esto. Es muy importante para mí.

—No hay de qué.

Y mirando el coche de nuevo dije: — Que lindo auto. ¿Es tuyo?

Frunció el ceño. —No. Es de mi padre —estaba comenzando a asentir cuando siguió hablando. —Pero pronto será mío. Se lo estoy comprando.

—¡Wow! Te felicito, Nicolas. Es un bonito auto.

Asintió y nos dirigió hacia la entrada. El de seguridad nos pidió nuestras identificaciones y luego de asentir nos dejó pasar. Mientras caminábamos dentro murmuré hacia Nicolas: —¿Sabes? Es la primera vez que aprovecho mi edad adulta.

Él solo rió.

Nos adentramos en el bar e inmediatamente fruncí el ceño. No me gustaba aquel lugar. El aire estaba repleto de humo de cigarrillo y apenas si podía respirar. Qué horror. Gente muy bebida iba de aquí para allá y algunos discutían en sus mesas. Busqué con la mirada a Marsha. No sabía bien que encontrarme. Nunca la había visto en persona pero Cecilia nos había mostrado una foto suya así que esa es la imagen que buscaba. Cuando encontré a una mujer vestida muy provocativa, bebida y fumando fue como un golpe. La mujer de la foto sonriente se había convertido en esto. Vaya madre tenía la pobre Sabri.

—Ahí está — le susurré a Nicolas y la señalé disimuladamente con un dedo.

—Wow...

Sí, wow. Podía ver la belleza en ella como también la amargura. Aunque no podía evitar sentir resentimiento por todo lo que nos está haciendo pasar. Me daban ganas de ir y arrancarle los pelos uno a uno por lo que le hizo a Zacha y a su familia. Por lo que le hizo a su hija. Iba a dirigirme a ella guiada por la rabia pero una mano me detuvo.

Dime que aún me amas.Where stories live. Discover now