10.

7.1K 632 100
                                    

En la mañana, despertamos con el sonido de un disparo.

Ben y yo salimos de nuestra tienda lo más rápido que pudimos para ver qué demonios estaba sucediendo afuera y nos sorprendimos al ver que Darren estaba parado en medio de todas las tiendas con su fusil cargado en el hombro derecho y una enorme sonrisa dibujada en su rostro. Llevaba una riñonera atada alrededor de sus caderas y pude divisar que había un cuchillo amarrado a ella.

—Prepárense, iremos de excursión —nos sonrió.

Miré a Ben un tanto confundida y él no hizo más que bostezar mientras se daba la vuelta para regresar a la tienda. Quise reírme de lo gracioso que era su rostro mientras bostezaba pero estaba demasiado dormida para hacerlo, así que solamente me dediqué a imitar la acción de mi amigo y regresé a la tienda.

—Ben Parish, eres un holgazán —me crucé de brazos y reprimí una risa.

Él estaba recostado boca abajo y tenía su cabeza cubierta con su sudadera. Lo moví con mi pie con intensión de despertarlo pero él sólo se limitó a lanzar gruñidos y cuando se cansó de ser molestado, tomó mis tobillos y me tambaleé encima de él. Creo que lo había despertado del todo con eso.

Escuché un gemido escaparse de su boca y antes de que pudiera levantarme, me tomó por la cintura y sin entender cómo lo hizo, terminé recostada frente a él. Sus ojos estaban cerrados y tenía la boca levemente abierta, lo cual lo hacía lucir realmente adorable pero no teníamos el tiempo suficiente como para darme el placer de pasar mis horas observando a mi mejor amigo dormir como un dulce cachorrito, debíamos cumplir con nuestras tareas en el refugio.

—Vamos Ben —sacudí su hombro.

Ben emboscó una sonrisa estando dormido y escondió su rostro en mi cuello.

Demonios, estaba haciendo todo tan difícil.

Intenté alejarlo de mí pero me tenía tan bien sujeta que me resultó imposible, así que no pude hacer más que soltar una risa y mordí su mejilla en forma de ataque, lo cual no le hizo gracia y me la devolvió mordiendo también mi mejilla. La última vez que jugamos éste juego él terminó con un enorme moretón en su mejilla y su madre lo regañó porque creyó que una chica se lo había hecho mientras tenían sexo. En aquel momento, Ben sólo tenía trece años y era aún virgen.

Entonces, cuando creí que las cosas no podían ser peores, alguien irrumpió en nuestra tienda sin avisar y escuché un "cielos" escaparse de su boca.

Ben abrió sólo uno de sus ojos y nuevamente una sonrisa se dibujó en su rostro.

—Buenos días, Carter —murmuró adormilado.

Me incorporé de inmediato en mi lugar y sentí como mis mejillas se habían ruborizado. Ese había sido sin duda uno de los momentos más vergonzosos de toda mi vida y Ben tenía absolutamente toda la culpa de ello.

—Sí, he notado que son buenos para ti —Carter sonrió nervioso.

Tapé mi rostro con ambas manos y oí a Ben reírse. Le di un golpe con mi palma en su estómago pero eso sólo causó que se riera aún más fuerte y que mi rubor pasara de mis mejillas a todo mi rostro. Maldición.

Carter se retiró de la tienda sin decir una sola palabra más y desde afuera lo escuché gritar que teníamos diez minutos para alistarnos. Eso me bastó para sacar a Ben de la tienda lo más rápido que pude para poder cambiar mi ropa; no estaba dispuesta a hacerlo delante de él por más que seamos amigos desde pequeños. Aún conservaba un poco de mi dignidad más allá de la situación vivida.

Cinco minutos después, salí de mi tienda con ropa limpia y mi cabello sujeto en una cola de caballo, con mi flequillo cayendo a los lados. Ben aplaudió cuando me vio salir y me di un codazo amistoso en las costillas antes de meterse dentro de la tienda. No había tardado mucho en alistarme, estaba siendo exagerado, como siempre.

Cuando ambos nos encontramos listos, fuimos hacia donde estaban Carter y Darren y nos entregaron una pistola a cada uno. Mi sangre dejó de circular por un momento y vi a mi madre abrir los ojos con sorpresa mientras le decía algo a Amanda, quien sólo sonrió amistosa y negó con la cabeza. Giré mi cabeza para encontrarme con los ojos de Ben puestos sobre mí y se encogió de hombros demostrando que estaba tan confundido como yo lo estaba. ¿Qué demonios íbamos a hacer?

—Ben, Jade —Darren llamó nuestra atención —. Por si no estaban al tanto de esto, una de las tareas asignadas en el refugio es la excursión. Todas las mañanas salimos al mundo exterior a buscar provisiones y otra clase de elementos que pueden llegar a servirnos para tener en nuestro nuevo hogar más comodidades.

—Y no se asusten por las armas —intervino Amanda a lo lejos —. Son en caso de ser atacados por una manada de perros salvajes. No deberán usarlas si no es necesario.

Asentí un tanto confundida y sujeté la pistola con fuerza.

Había hecho uso de un arma antes, y aunque fue bajo la supervisión de expertos, no entendía por qué estaba tan nerviosa.

—Bien, debemos irnos —anunció Carter.

— ¿No esperaremos al resto? —preguntó Ben, totalmente serio.

—No en realidad. Iremos los tres solos, somos una de las patrullas —Carter sonrió.

Y sin más, salimos del refugio siguiendo a Carter por el bosque.

El camino fue realmente aburrido. Carter nos dijo que debíamos mantener silencio por si algún perro salvaje estaba por la zona y fue por eso mismo que nadie dijo una maldita palabra desde que salimos del refugio y eso que habíamos recorrido unos tres kilómetros en lo que llevábamos fuera.

Estábamos acercándonos a la carretera cuando Ben movió mi brazo con delicadeza. Lo miré con el ceño fruncido y él me hizo señas para que me le acercara. Aquí venia una de sus tantas confesiones inoportunas, conocía bien el proceso.

—Soy pésimo con las armas.

—Ya lo sé.

Y no mentía, realmente estaba al tanto de ello.

Hace unos dos años atrás fuimos a una excursión en una base militar y unos hombres intentaron ayudarnos a disparar con la autorización de los profesores a cargo y puedo asegurar que Ben le erró a cada uno de sus tiros, ni siquiera uno dio en el blanco o aunque sea a pocos centímetros de éste. Realmente era pésimo, hasta yo había dado en el blanco muchas más veces que él.

—No puedo disparar, quedaré en vergüenza —continuó hablando.

—Cruza los dedos para que no sea necesario y tu fracaso no quedará en evidencia.

—Gracias, creía que éramos amigos.

Entonces, Carter frenó de golpe cuando nos acercábamos a la carretera y por un segundo, su fusil casi se cae de sus manos.

Hay que correr —se volteó a vernos alarmado.


[....]

2K!!!!!!! 

JURO QUE NO TERMINO DE CREERLO. AYER CUANDO SUBÍ EL CAPÍTULO NUEVE AÚN FALTABAN UNAS 300 VISITAS PARA LLEGAR A LAS 2K Y AHORA LAS SUPERA. ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS! ¡NO ME ALCANZAN LAS PALABRAS PARA AGRADECERLES TODO LO QUE ESTÁN HACIENDO POR MÍ! REALMENTE SON INCREÍBLES. 

MUCHAS GRACIAS <3 

back for you | ben parishWhere stories live. Discover now