Sonó el timbre seguido de unos golpecitos, Kenzo se puso a ladrar.

-pórtate bien, hoy tenemos visita.

Le dije mientras abría la puerta. Kenzo se abalanzó sobre Víctor.

-¡hola Kenzo!, ¿Qué pasa colega?.. ¿eh?... ¿quieres jugar eh?.. Lara pasa de ti..

Decía mientras se revolcaban en el felpudo de la puerta, Linda me dió un dulce abrazo mientras pasaba hacia dentro.

-Lara está harta de que valla detrás de su culo todo el día..-dije sonriendo mientras veía como jugaban, Kenzo ladraba muy bajo mientras sus babas iban hacia todos lados, se lo estaba pasando bomba.

-eso es porque le gustas, a mí solo me quiere para jugar.. Kenzo siempre va con las mujeres… eh colega, te gustan las…

-¡Víctor! ¡Ya! ¡No sigas la frase!

Chilló Linda desde el umbral. Gire a mirarla mientras intentaba esconder la carcajada que estaba a punto de soltar.

-bueno la mesa esta puesta, cuando queráis comemos.-dije tapándome la boca por la risa.

-¡oh! Huele de maravilla ¡hace años que no me como una paella!

-¿paella has dicho? ¿Dónde?

Reí al ver a Víctor ponerse en pie con los ojos muy abiertos. Pasamos hacia el salón y se sentaron mientras yo volvía con la sartén.

 Hoy habían pasado dos semanas desde que estaba aquí  y aunque lo sabía y no quería decírselo a nadie Linda me felicitó conforme nos sentamos a comer, se acordaba, hasta recordó el golpe que le dí aquel hombre en el aeropuerto cuando vino a recogerme, nos partimos de risa. Parecía que hubiese pasado un mes desde aquello y tan solo estaba aquí dos semanas. Me dijo que esta noche iba a preparar algo especial para cenar en el lago y Víctor que llevaría champán para celebrarlo, yo sabía que esto no tenía sentido ¿celebrar mi segunda semana? pero sabía que lo hacían para animarme, habían pasado muchas cosas desde que llegué y seguramente lo hacían para distraerme y mejorar mi ánimo que siempre estaba por las nubes. Por un momento me sentí abrumada, me salieron los colores enseguida, no me gustaba ser el centro de atención, por eso no me gustaban los cumpleaños y solo pensar en eso me recordó que dentro de unos meses seria mi aniversario..25 años y metida hasta el cuello en una historia de hace miles de años con un propósito del que mejor no hablar..maravilloso.

Cuando terminamos de comer Linda limpió los platos mientras yo preparaba algo de café. Víctor sacó a pasear a Kenzo por el bosque, les dije que no se adentraran mucho pues dentro de poco tendríamos que ir al trabajo, aunque yo más bien se lo decía por su seguridad.

A la media hora subí a cambiarme, al entrar en la habitación sentí ese aroma fresco, límpio, marino y con toques de naranja...me paré en el umbral.

-¿Yoel?

Tras unos segundos entré. Ya no me daba miedo de que pudiera aparecerse en una esquina de la habitación o sobre mi cama dándome un susto de muerte, ahora me sentía más segura de mi misma, más fuerte para enfrentarlo en un duelo de palabras. Saqué del armario unos pantalones y una camisa, mire de reojo por la habitación pero no daba señales de vida, no estaba. Escuché la puerta de abajo cerrarse y mi respiración se cortó. Me cambie rápidamente y baje abajo.

-Víctor se acaba de marchar a por el coche, vamos con el suyo ¿vale?

-oh, vale..

Dije cogiendo aire, me había asustado el ruido de la puerta, creía que había entrado alguien..

Tras un paseo por las carreteras principales bajo un cielo medio nublado llegamos a “la Muse”, en la entrada de la tienda estaba Susi con una bandeja en las manos.

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