—Lo último que quiero es hacerle daño, creo que hasta ahora he hecho un buen trabajo cuidando de ella y lo seguiré haciendo hasta que se canse de mí. – ¿Cansarme de él? nunca.

—Espero que así sea, porque si no lo lamentarás por el resto de tus días. – entiendo que a Henry le esté costando confiar en Demian y el principal motivo es la edad de este. Espero que conforme pase el tiempo, la manera en la que se tratan cambie a mejor.

—Henry todo va a estar bien, deja de preocuparte. Tu único deber en estos momentos es hacer feliz a Alexis, yo estaré bien y como verás no estoy sola, así que deja de atormentarte por nada. – me levanto dispuesta a darle un buen abrazo. Será raro saber que ya no estará tan cerca, pero, en la vida hay cambios y hay que aceptarlos todos.

—Te quiero mucho.

—Yo más. – le devuelvo el abrazo con fuerza, solo espero que sea feliz en esta nueva etapa de su vida.

Luego de ese largo y amoroso abrazo Henry se va, no sin antes amenazar a Demian. Me ha sorprendido cuando confesó que se iban esta misma noche, supongo que veré a Alexis el lunes, ya tendré tiempo de poder hablar con ella porque en estos momentos, debe estar demasiado emocionada con todo lo que está sucediendo.

Al acordarme de la presencia de Demian, no dudo en darme la vuelta con una expresión llena de enfado y reproche.

—¡Tú! – le señalo con el dedo índice mientras frunzo el ceño. Me devuelve la mirada algo sorprendido por mi cambio de actitud.

— ¿Qué he hecho? – pregunta mientras sus piernas chocan con el sofá.

— No sé qué tienes en esa cabeza tuya, pero creo haberte dicho que no tienes ningún derecho de hacerte cargo de mis deudas o cosas que tiene que ver con pagar algo que esté a mi nombre. –su semblante se va relajando mientras hablo y eso consigue aumentar mi cabreo.

—Venga, no te enfades. No he hecho nada malo, solo es dinero. Ya sabes, papeles que no valen nada si no los utilizas con el corazón y yo lo he hecho y ¿sabes qué? sienta bien. –deja de hablar de esa forma, se supone que estoy cabreada contigo. Que débil puedes llegar a ser.

—Entiendo que hayas pensando que me harías un favor. No me siento cómoda recibiendo un dinero que no me he ganado y lo que menos quiero es dejar mis deudas en tus manos. Será solo dinero para ti, para mi va más allá de eso. Odiaría que pensaras que me estoy aprovechando de tu cartera.

—No pienso discutir sobre el tema, ya me he encargado de todo y estarás tranquila por un tiempo. Necesitas estar concentrada en tus clases, no preocupándote por los gastos que llaman a tu puerta cada mes. Estoy aquí y mientras lo esté, pienso ocuparme de todo porque me tienes a tus pies. ¡Aprovéchate de mí! – hasta cuando estoy cabreada, tiene el poder de hacerme reír.

Dejo caer mis hombros en señal de rendición. Es imposible no sentirme aliviada al pensar que mis gastos han disminuido. Lo abrazo en señal de agradecimientos y él me recibe como siempre, con los brazos abiertos. Parece que toda mi vida está cogiendo forma y en parte se debe al hombre al que estoy aferrada.

Demian

Tengo demasiadas cosas pendientes relacionadas con el trabajo y eso incluye salir fuera de la ciudad por unos días. Podría aprovechar e invitar a Meri, ahora que su hermano y su mejor amiga se han mudado no me gusta la idea de dejarla sola. Creo que sería algo bueno para ella alejarse por un fin de semana de este sitio. Sí, está decidido, tendré que avisar a Megan para que cambie la habitación de hotel que ya ha reservado.

Por otro lado, los papeles del divorcio están por salir. Eso solo me ha empujado a cambiar ciertos aspectos de mi vida, y he empezado por cambiar de apartamento. Por suerte, he podido encontrar algo más acorde en el Capitol Park Lofts. He adquirido el último piso y unos profesionales lo están remodelando al gusto de Nancy.

Me levanto dispuesto a salir una vez lo tengo todo preparado. Pero, la llegada de Sandro y de su mujer interrumpen mi salida. ¿Qué querrán ahora?

—Hola. Queríamos saber si tienes tiempo para salir a comer – niego ante la invitación de Lisa.

—Lo siento, no dispongo de mucho tiempo. – no soy de los que les gusta llegar tarde. Son mis amigos, pero, últimamente no es que se hayan comportado como tal.

—Lo entiendo. Tan solo queremos disculparnos. Te mereces ser feliz y si eso implica estar con una chica de dieciocho años, pues que así sea, te apoyaremos en todas tus decisiones.

—No hay nada que perdonar, no por lo que piensen los demás voy a cambiar mis sentimientos. en el momento en el que conozcan a Meri, todas las dudas que aún se apoderan de ellos, van a desaparecer sin dejar rastro.

—Sigues casado y no veo que intentas cambiar tu estado. – cuando al fin Sandro decide tomar la palabra, no parece tener ninguna intención de hacer las paces.

—La semana que viene ya estará todo arreglado, no habrá nadie que pueda meterse en medio de mi relación con esa chica. Dejaré a Rebeca y a los chicos en una buena posición y yo podré seguir con mi vida sin hacer daño a nadie.

—Pero esa chica no sabe que estás casado, ¿verdad? – pregunta Lisa con cierta preocupación.

—Reconozco que he tomado una mala decisión ocultando algo tan importante y me odio por ello, pero es lo mejor.

—Espero que no te equivoques y que nadie salga herido. – Yo también Lisa. Yo también.

Unidos por el destino © Where stories live. Discover now