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Nunca pensé que irme de Corea me traería problemas, lo único que tenía en mente era un lugar donde no había reglas, donde los nombres no importaban tanto, ni el respeto tampoco. Pero ahora estaba tan incómodo que en lo único que pensaba era en volver.

Mis hermanos se reirían de mí al ver el estrecho lugar en que me estaba quedando, los podía escuchar echándome en cara lo idiota que fui al dejar Seúl por un lugar tan barato en una mala calle de Nueva York.

Pero no pensaba irme; no después de que había gastado la mitad de mis ahorros en ese vuelo.

Me crucé de brazos apoyándome contra la pared de la sala, tratando de visualizar lo que podría hacer para que no se viera tan sucio y descuidado, pero ni siquiera sabía qué hacer con mi vida en ese momento.

- De todos modos no tienes razón -susurré recordando las palabras de mi madre cuando le dije sobre mis planes para venir aquí.

Te vas a arrepentir, Taehyung.

Mentira.

Deslicé mi espalda por la pared hasta quedar sentado y me estiré para poder atrapar mi mochila y tomar una lata de jugo que había logrado tomar de la lacena de la cocina.

Lo abrí con un poco de dificultad y di un sorbo sintiendo el sabor a naranja refrescarme la garganta. Cerré los ojos apoyando la cabeza a la pared y tomé otro sorbo más.

¿Debería volver a casa o intentar salir a delante por mí mismo? Fruncí el ceño, no quería volver a ser llamado un niño de mami jamás, pero, sobre todo, no quería volver a soportar a mis hermanos restregándome en cara su excelencia académica.

Pero, ¿qué había en ese lugar para que valga la pena quedarme? Todo era tan silencioso e intimidante, no creo que haya más que peligro y mal olor...

- Mier...

Mis ojos se abrieron de golpe y mi ceño se intensificó. Apoyé mi mano en la pared y acerqué más mi oído tratando de descubrir lo que había escuchado.

Unos gemidos.
Malditamente sensuales, roncos y agitados.

Dejé salir un jadeo mientras me levantaba de mi lugar y miraba directamente la vieja pared como si pudiera ver quién gemía de esa manera.

- Sí... -me relamí los labios cuando el corazón se me aceleró y los pantalones empezaron a molestarme.

Parece que sí había algo emocionante después de todo.



GUEPA, adiós.
(la historia está en edición, en caso de que se confundan).

MOANS | KIM TAE HYUNG.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora