Capítulo 1: Todomatsu (Parte 1).

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Los sueños y las visiones del día a día se volvían más y más molestas; más y más cargantes en tratar de mostrarles quién era ahora. Ahora que ya había cambiado. Incluída jaqueca, vómitos y al parecer fiebre. Sus manos tomaban su cabeza buscando no quejir del dolor, era insoportable, un pitido que le hacía creer que sus oídos sangraban. Se agitaba; se retorcía. Eran los efectos secundarios del alcaloide.

Y una voz... Una suave voz. Era un canto angelical, el cual apaciguaba el dolor, que hacía más aliviante el hecho de siquiera existir en aquél momento. Como si la calidez molesta que le entregaba la fiebre se iba volviendo más y más... Acogedora. Más suave, más dulce, como si la misma le hiciera cerrar los ojos y esbozar una suave sonrisa, como si disfrutara aquello; era como un abrazo, un abrazo dulce, un abrazo amable, cariñoso. La verdad era que no alucinaba. Sí le estaban abrazando, era su hermano menor, Todomatsu. Entrecerró los ojos y trató de ver lo que enrealidad pasaba. La calidez, el bienestar, el gusto por lo que ocurría en su cabeza; todo se iba. Un arranque de ira involuntario; un movimiento de manos y un empujón, todo ocurrió en fracción de segundo. El enojo lo controló por completo; había arremetido contra el menor y de paso, envolvía con una dulzura hilarante, el cuello del mismo e iba apretando poco a poco; partiendo con fuerza mínima. Lo que él creía, era que lo hacía por enojo, pero su rostro mostraba una sonrisa; un hilo de saliva escurriendo y una mirada opaca, el brillo de sus ojos se había ido. Un rubor carmesí por la fiebre estaba sobre sus mejillas y su lengua ahora relamía los labios, pero para él, en la poca consiciencia que tenía, castigaba al menor por haberle quitado aquél estado tan maravilloso en el que se encontraba.

El menor forcejeó unos segundos con el mayor, pero después, por voluntad y al notar las intenciones que el aparente Ichimatsu mostraba, se dejó hacer y con lágrimas en los ojos, por la asfixia, cerró los mismos, dejando igualmente escurrir saliva. Al rato, cuando ya faltaba poco para que el menor se desvaneciera, las manos soltaron aquél cuello, viendo lo marcado de sus dedos en la piel pálida ajena.

"—N-nii-san...—" Decía apenas el contrario, buscando recuperar aire de forma sutil; lo hacía porque sentía que ofendería al mayor si lo buscaba con desesperación. Él simplemente se había dejado hacer porque era lo que aparentemente, más quería hacer el mayor con él. Su diestra temblorosa subió a su mejilla y acarició la mejilla derecha de Ichimatsu, sonriéndole con dulzura luego. Transmitía un sentimiento de empatía, como si tratara de entenderlo y no molestarse por lo que acababa de hacer, por peligroso que fuere.

El mayor no volvía a sus cabales; sólo había soltado el cuello porque ya había llegado al punto en que aquella expresión que Todomatsu había hecho, lo satisfajo. Aquél dolor, aquellos labios apretados que mostraban desespero, las lágrimas que escurrían. Todo aquello, era un deleite visual para él, quien sin siquiera dudarlo, se quitó la sudadera, lanzándola lejos, mostrando su remera blanca. Ladeó un poco la cabeza, como si le preguntara con la mirada, habiendo alzado previamente sus cejas, si estaba bien lo que haría. /Aunque tampoco le haría caso, fuera cual fuera la respuesta./

Sus manos empezaron a pasearse bajo la sudadera y remera de Todomatsu, quien se había incluso asustado un poco; digamos que no era de tener tan transgredida su privacidad, o su "metro cuadrado", por así decirle. El susto también, radicó por el punzante dolor que sentía y éste se debía a que el mayor había empezado a rasguñarle sin piedad, buscando abrir y abrir su piel; los quejidos no pudo callarlos, no sabía qué hacer.

"—¡N-ngh! Ahg, ¿q-qué ha-? ¡Mmgh! Ichimatsu Nii-sa- ¡Ahhn! Kuh... Para, eso... Eso duele...—" Lo que no sabía el pequeño, era que mientras más quejidos soltaba, más ánimos le daba al mayor para poder clavar más profundo sus uñas.

Por otro lado, Ichimatsu ya había tomado medidas para no ser interrumpido y con sus rodillas, mantenía sujetos los muslos del menor. Su zurda sujetaba las manos del contrario. Fue cuando pasó por cuarta vez, por todo el dorso, sus uñas, que decidió levantar la ropa superior del menor para mirar qué tanto daño había hecho. Se veían varios caminos de rasguños, uno que otro sangrante, dejando escurrir aquél líquido carmesí con lentitud por aquél casi blanco sitio, que era el vientre de Todomatsu. El mayor sin siquiera pensarlo, comenzó a bajar su cabeza, por el cuerpo de su hermano. Apenas la desnudez empezó a hacer presencia frente a los ojos de Ichimatsu, su lengua hizo contacto con la piel ya cálida; tocó la misma con sutileza, con la punta de su lengua; se paseaba por los sitios donde la sangre escurría, comenzando a bajar poco a poco, llegando al vientre, donde terminó de pasear toda la longitud de su lengua. 

Is this who really am I...?Where stories live. Discover now