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"Demasiado tierno para mi gusto", pensó Jongin después de observar un momento a su nuevo compañero de habitación. Tenía el cabello cuidadosamente peinado hacia atrás, como si hubiese tardado un milenio empeñado en conseguir que estuviese perfecto. Estaba teñido de rubio grisáceo, y daba el aspecto de ser en realidad muy sedoso, aún con esa plasta de gel que lo mantenía hacia atrás. Tenía mejillas carmines, labios rosáceos, y delgadas piernas pálidas que hacían contraste con el resto de su blanca piel. Además, vestía shorts blancos, una camiseta polo azul cielo y tenis con calcetines que se asomaban apenas por encima de ellos. Tal cual como luciría un niño.

Desde que entró a la habitación, argumentando sentir mucho perturbar la tranquilidad del moreno, pero que desde ahora sería su compañero de habitación, y que le daba gusto conocerlo; Jongin supo que ese pequeño no sería más que un problema. Un pequeño y bonito problema. Jongin había asentido solamente ante tanta palabrería por parte del rubio,  aunque no lo hizo con intenciones de parecer grosero; pero el menor aún así insistió en sentarse en el borde de su cama, y abrazar su mochila mientras le miraba con ojos medio tristes; y Jongin no pudo evitar sentirse fastidiado. Para un tipo que había vivido la mayor parte de su vida rodeado de gente ruda y peligrosa, su compañero solamente le resultaba semejante a un niño. 

"¿No deberías estar en clases? Es decir... Es el primer día." 

Murmuró Jongin, solamente para zafarse de ese horrible silencio incómodo que de repente se había formado. El de cabellos rubios negó enérgicamente con la cabeza, abriendo los ojos como si estuviese asustado. Después regresó a su postura anterior, avergonzado. 

"El decano me dijo que podía tomar éste día libre si quería... Ya que soy nuevo aquí." 

Y se encogió de hombros, sin evitar preguntarse por qué Jongin no estaría en clases, si él no era nuevo. Jongin se levantó de su lugar,  comprendiendo la situación del chico, y se dirigió a la puerta de la habitación que ambos compartían desde hace unos momentos.

"Entonces, si no te importa, iré por ahí." 

Avisó. No, no necesitaba ir a ningún lado. Solamente quería salir de esa habitación, pues desde que aquel chico entró, no sentía algo más que incomodidad. Desde el año anterior que había entrado a esa especie de internado, no había tenido que compartir habitación con nadie, y realmente no es como si quisiera hacerlo. Recordaba  a ChanYeol, un chico que posiblemente pretendía ser su amigo, pero Jongin lo encontraba demasiado fastidioso como para darle permiso. En cuanto supo que el chico de grandes orbes y orejas prominentes quería mudarse a la habitación de Jongin para hacerle un poco de compañía, el moreno se negó rotundamente. No, no, y no. Él no necesitaba compañía, estaba muy bien así, sin que le asignaran a alguien.

"U-uhm..." 

El titubeo del chico de mejillas rosáceas hizo que Jongin se detuviese, y se girara para mirarle. Levantó una ceja, interrogante, pero de los labios del rubio no salieron más que titubeos mudos, mientras éste le miraba como si quisiera decirle algo, pero no se atreviera a hacerlo.

"¿Quieres venir?"

Cuestionó Jongin. No quería parecer amistoso, pero tampoco un grosero; no quería ganarse más problemas con el decano. El rostro del más pequeño pareció iluminarse al escuchar aquello, y asintió eufóricamente, levantándose de la cama. Jongin no dijo nada más, pero dejó la puerta abierta al salir, como invitando al adverso a que le siguiera si quería. Y SeHun no dudó ni un poco, antes de caminar detrás de Jongin, y cerrando la puerta tras sí, seguirle por los pasillos del edificio.

El campus era un lugar realmente bonito y espacioso. Tenía cancha de tenis, una especie de estadio de fútbol, uno de béisbol, piscinas, y zonas verdes en las que se podía tomar aire fresco. Era algo así como un sueño, ¿y cómo no? No es como si la colegiatura de aquel lugar estuviese regalada. Para una familia de clase media en Corea, pagar un colegio así era un peso bastante grande para sus bolsillos. 

Jongin era el tipo popular de la escuela. No tenía amigos, pero era popular solamente por ser guapo. Tenía buenas notas, y era bueno también en los deportes. Básicamente, sólo era bueno en lo que se supone que debía ser bueno. Por el contrario, también era descortés, poco amistoso, y en realidad, solía ser muy grosero con las personas que intentaban ser sus amigos. Era un milagro que SeHun estuviese caminando a su lado sin ser botado tres metros más lejos; y es por eso que SeHun se preguntaba por qué todos los miraban con tanta extrañeza. Kim Jongin caminando junto a un chico que usaba zapatos con calcetas y shorts en pleno 2015, en Corea. 

Para Jongin era bastante usual que las chicas le lanzaran miradas coquetas, aunque él no las devolvía, y en varios casos, ni las volteaba a ver. Pero, en cambio, para SeHun no; porque eso le hacía sentir celos.

Muchos celos.

Porque nadie tenía que mirar lo que desde siempre fue suyo. 

Y Jongin lo era.

Cute But Psycho // KaiHunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora