Capítulo 6

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Después de pasar una hora mas en observación, por fin me dejaron ser libre.

—Ten mucho cuidado cuando estés caminando por la cancha.— Advirtió la enfermera.

—Lo tendré.

Comencé a caminar por el campus hasta llegar donde Max  y Kay me esperaban en la entrada del instituto.

—¿Te sientes un poco mejor?— Pregunta Kay.

—Si, solo fue... Un dolor de cabeza.— Mentí.

—¿Un dolor de cabeza?— Asenti.—Bien, vamos a casa.

Empecé a caminar detrás de la pareja, estos dos me hacían dar asco con toda su cursilería y además con el amor que radiaban te hacían dar diabetes.

—Adelante.— Habla Kay.

—Suerte... Iré caminando.— Hablé.

Ambos giraron sobre sus talones, prefiero caminar a escuchar como de dicen, Te amo, Eres el amor de mi vida, etcétera.

—Tengo que comprar unas medicinas para el dolor de cabeza.— Mentí.

Max y Kay asintieron para retomar el camino y caminar hasta su coche, tendré que decirle a papa que ya necesito tener mi propio coche.

Empecé s caminar mientras tarareaba una canción que reproducía mi celular.

Al llegar a casa lo primero que me encuentro es a Kay sin su playera dejando ver sus pechos y mi hermano jugar con cada uno de ellos.

—¡Que asco!— Grite.

Kay cubrió con sus manos sus pechos mientras mi hermano se ponía de un rojo escarlata.

—Marciana... No... No ibas a comprar tus medicinas.— Tartamudea Max.

—Lo hice, que asco Max deberías de respetar mas nuestra casa... Y tu Kay deberías de tener mas dignidad. — Los señalé.

Comencé a subir las escaleras mientras escuchaba como los dos pronunciaban mi nombre, me encerré en mi habitación y coloque la musica a todo volumen, estaba un poco abrumada por la escena de hace unos minutos.

—Marciana, debemos de hablar... Los tres.— Hablo mi hermano.

Baje un poco el volumen a la musica y abrí la puerta dejando ver medio cuerpo.

—Lo que tenía que decirles se los dije hace unos minutos, Max.— Hable.

El suspiro.

—Kay no ha dejado de echarse la culpa.— Susurra apenas audible.

—Se lo tenía merecido, si quieren tener sexo hay muchos moteles en la ciudad.— Y cerré.

Escuche como mi hermano maldecía, volví a subir la música a todo volumen.

(...)

—Hola papi, ¿Como te esta yendo?— Pregunte con entusiasmo.

—Un poco cansado, las cirugías que he realizado se han demorado mas de doce horas.— Suspira. — Estoy abrumado.

—Lo siento padre, te prometo que trabajaré el doble que para que descanses. Te amo.— Hablé.

Te Amo... Idiota.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt