8.- EL DESTINO DE THOMAS PAINE

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Thomas Paine, aunque prominente en dos revoluciones y casi a punto de ser ahorcado por tratar de promover una tercera, está un poco oscurecido en nuestros días. Para nuestros tatarabuelos era una especie de Satán terrenal, un infiel subversivo, rebelde contra su Dios y contra su rey. Incurrió en la viva hostilidad de tres hombres no unidos generalmente: Pitt, Robespierre y Washington. De éstos, los dos primeros trataron de darle muerte, mientras el tercero se abstuvo cuidadosamente de tomar medidas para salvar su vida. Pitt y Washington le odiaban porque era demócrata: Robespierre porque se opuso a la ejecución del rey y al reinado del Terror. Su destino fue siempre ser honrado por la oposición y odiado por los gobiernos: Washington, mientras combatía a los ingleses, hablaba de Paine en términos elogiosos; la nación francesa le colmó de honores hasta que los jacobinos subieron al poder; incluso en Inglaterra, los más prominentes estadistas liberales le protegían y le empleaban para redactar manifiestos. Tenía sus faltas, como todos los hombres; pero le calumniaron y le odiaron por sus virtudes.

La importancia histórica de Paine consiste en el hecho de que democratizó la prédica democrática. En el siglo xviii había demócratas entre los aristócratas franceses e ingleses, entre los filósofos y los ministros no conformistas. Pero todos ello presentaban sus especulaciones políticas en una forma destinada a atraer sólo a los educados. Paine, aunque su doctrina no era nada nuevo, era un innovador en su manera de escribir, sencilla, directa, natural, y que podría apreciar cualquier obrero inteligente. Esto le hizo peligroso; y cuando añadió la heterodoxia religiosa a sus otros crímenes, los defensores del privilegio aprovecharon la oportunidad para difamarle.

Los primeros treinta y seis años de su vida no dieron prueba de los talentos que aparecieron en sus actividades posteriores. Nació en Thetford, en 1739, de padres cuáqueros pobres, y fue educado en la escuela elemental local hasta los trece años, en que se hizo cordelero. Sin embargo, la vida tranquila no era de su agrado y a los diecisiete años trató de enrolarse en un buque corsario llamado El Terrible y cuyo capitán se llamaba Muerte. Sus padres fueron a buscarle y probablemente con ello le salvaron la vida, pues 175 hombres de una tripulación de 200 perecieron en acción. Sin embargo, un poco después, al estallar la Guerra de los Siete Años, logró embarcar en otro corsario, pero no se sabe nada de sus breves aventuras marinas. En 1758 fue empleado en Londres como cordelero y al año siguiente se casó, pero su esposa murió a los pocos meses. En 1763 se hizo oficial del resguardo, pero a los dos años le despidieron por decir que había estado realizando una inspección cuando en realidad estaba estudiando en su casa. En una gran pobreza se hizo maestro de escuela con diez chelines semana les y trató de ordenarse como anglicano. De aquella medida desesperada le salvó el que le repusieran como oficial del resguardo en Lewes, donde se casó con una cuáquera, de la cual, por razones que se desconocen, se separó formalmente en 1774. En aquel año perdió de nuevo su empleo por organizar una petición de aumento de sueldo. Vendiendo todo lo que tenía pudo pagar sus deudas y dejar algo para su esposa, pero él se vio de nuevo reducido a la miseria.


11 Escrito en 1934.


En Londres, donde estaba tratando de presentar al Parlamento la petición de los oficiales del resguardo, conoció a Benjamín Franklin, que le consideró bien. El resultado fue que, en octubre de 1774, se embarcó para América, provisto de una carta de recomendación de Franklin que le describía como «un joven de mérito y de ingenio». En cuanto llegó a Filadelfia demostró su habilidad como escritor y casi inmediatamente se hizo director de un periódico.

¿Por qué no soy cristiano? Bertrand Rusell Onde histórias criam vida. Descubra agora