Nacimos Enfermos

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Alguna vez creíste en él amor verdadero?, y que lo encontrarías?

Pues así fue para Samuel, un hombre muy religioso pero no era fanático, como los demás en la congregación. Samuel siempre pensó en que su verdadero amor fue su ex esposa, la mujer que lo engaño en su propia cama matrimonial

Pero un día un chico que venía de otra iglesia amiga lo hizo delirar, él chico era joven, tenía una linda sonrisa, ver como sus ojos se achinaban aún más hacia sentir una sensación de ternura a Samuel, Guillermo era él nombre del más joven

- bienvenido a nuestra congregación- dijo Samuel animado

- Gracias por la bonita bienvenida, espero que nos llevemos bien- dijo él más joven mientras le regalaba una sonrisa inocente

Todo cambio desde entonces; Samuel cada vez que se encontraba con Guillermo quería estar junto a él, y eso hacía. Caminaba hacia Guillermo y le saludaba

- ¿Cómo estas?

- bien supongo

- como que supones?

- bueno no conozco muy bien este lugar y me cuesta encontrar algunos sitios

- si quieres te muestro, eh vivido aquí tanto tiempo que conozco todo

- enserio harías eso por mí?

- claro ¿porque no? Solo dime dónde quieres ir

- La librería

- pues vamos

Ambos hombres comenzaron a caminar, ambos estaban callados, pero Samuel mato él silencio

- para que quieres ir a la librería?

- bueno, mi biblia esta vieja y sus páginas se caen, hay muchos versículos que ya no están. Aunque no quisiera cambiarla...

- ¿y eso porque?

- la tengo desde los 10 años, hay un gran recuerdo en ella

- ya veo, aun así guárdala, es bueno conservar los buenos recuerdos

- supongo que si- dijo mientras bajaba la mirada y en eso se dio cuenta que Samuel llevaba un anillo- oh, así que eres casado

- ¿que?- él mayor miro su mano y se sorprendió al ver el anillo de oro en su dedo - oh no, soy divorciado

- oh, ¿y porque usas tu anillo aún?

- ni siquiera yo lo sé, le dije a mi padre que lo tendría puesto cada vez que este con mi amor verdadero

- qué raro

- ¿qué cosa?

- usar el anillo sin que estés con tu amor verdadero

- no sé, tal vez mi amor verdadero este cerca y por eso lo use

Él más joven soltó una sonrisa al comentario, siguieron caminando hasta que llegaron a su destino

- muchas gracias por acompañarme

- no hay de qué, pero, ¿sabes regresar?

- no....

- ¿quieres que te acompañe aún?- dijo él mayor soltando una pequeña carcajada

- no quiero causarte molestia

- no te preocupes, además, ya que estamos aquí, debería de comprar un libro nuevo...-dijo algo pensativo

- oh, así que te gusta leer, ¿qué lees actualmente?

Llevame A La IglesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora